Momentos críticos/I


La polémica e influyente cinecrítica Pauline Kael (1919-2001) no tuvo nunca la mejor opinión sobre el cine de John Cassavetes quien, por otra parte, siempre que tuvo la oportunidad le hizo pasar un mal momento a la chaparrita columnista de cine.

En una ocasión, después de que Kael diera una conferencia acerca de por qué odiaba tanto a Shadows (1959), Cassavetes fue al estacionamiento, abrió el auto de Kael y le robó el abrigo (que luego le devolvió tramposamente cuando ella fue a reclamárselo). Luego, Cassavetes trató de impedir que Kael entrara a ver una función de prensa de otra de sus cintas y, según la propia cinecrítica, en otra ocasión Cassavetes la abordó a la salida del cine, la tomó del brazo y la abrazó amenazadoramente diciéndole, "Love ya, Pauline, love ya". Ah, claro, y otra vez, cuando les tóco que compartieran un taxi , Cassavetes se agachó, tomó los zapatos de Miss Kael y los tiró por la ventana. La historia completa con más anécdotas y críticas en el New Yorker de esta semana, aquí.

Comentarios

Josafat M. dijo…
Yo por eso siempre ando descalzo.
Christian dijo…
ay pero quien sabe por qué si se ve que era un pan la señora...

jeje
Joel Meza dijo…
Pos la pregunta obligada, Ernesto: ¿Tus historias de amor/odio con algún cineasta?
Carl Zand dijo…
Suena a Cassavetes. En el show de Dick Cavett podemos ver a John (Cassavetes) ebrio y con su volátil humor como era la costumbre de este genio de las pequeñas pelícuas épicas del alma humana, como les llamaba el. Va:
http://www.youtube.com/watch?v=2X3KiCi6Zb8
Joel Meza dijo…
Ya leí el artículo en el New Yorker. Suena como que tras bambalinas eran amiguísimos.
Me recordó el incidente del deseo de cáncer, de Vincent Gallo a Ebert, hace unos años.
Zand: Sí, ese fragmento es sabroso. Cassavetes con dos botellas entre pecho y espalda, como era costumbre...

Joel: No, conmigo no han llegado a tanto. Algún reclamo de correo electrónico que terminó amigablemente, eso sí. Una carta pública que escribió a REFORMA un productor para reclamarme que no había visto una película porque no había habido función de prensa para nadie (yo había visto ese churrazo en Vancouver y la respuesta la publiqué en REFORMA y hace mucho aquí mismo). Luego, un reclamo amistoso, en persona, en un bar: un cineasta mexicano, de los veteranos, se acercó y me reclamó, pero en términos relativamente amables. No pasó de ahí.
Y otra vez un documentalista, ese sí a grito abierto y altisonante, me dijo que yo no sabía nada de cine (había yo reseñado negativamente su cinta, por supuesto), pero luego me pidió que lo entrevistara y que en el mismo sitio donde salió mi reseña se publicara la susodicha entrevista. Cuando le contesté que no lo entendía, pues si yo no sabía de cine, ¿para qué quería que yo le hiciera una entrevista?, entonces sí se enojó de verdad. Pero, bueno, tampoco pasó de los gritos. Nadie ha tirado mis zapatos por la ventana.
Mmm...

Caradeconejo... Jo.
Hammurabi dijo…
Como que el reclamo común es ése: "fulanito no sabe de cine". De los cineastas hacia los críticos y viceversa.

Supongo que la discusión debería tomar otros lares...
Acá en México tuvimos nuestra propia versión de un pleito así. Fue el caso Ayala Blanco vs Rip, por la película Mentiras Piadosas, que fue lo que le dijeron a Rip cuando le dijeron que era cineasta.

Las cosas se pusieron color de hormiga, y hasta a tribunales se fueron. Los abogados defensores de Ayala Blanco terminaron rompiéndole el hocico (figurativamente) al señor Rip.
Creo que aquí fue peor. En el caso de los múltiples desencuentros de Kael y Cassavetes, la cosa no pasó de algunas anécdotas jocosas (o vergonzosas, según lo veamos). Aquí se llegó a la demanda civil y a la exigencia de que Ayala Blanco restituyera el daño económico causado a Ripstein por las reseñas de aquél. Algo absurdo, por supuesto. Si uno, como crítico, hace que una película pierda dinero, por lógica también podríamos hacer que ganara lana. El asunto, incluso en los países en donde existe una cultura cinefílica sólida (pienso en Francia, Gran Bretaña, el propio Estados Unidos, hasta cierto punto), es mucho más complejo. Ningún crítico de cine tiene tanta influencia. Ni ha tenido, creo yo.
Chale con el Rip... Ya ni me acordaba de esa mama... Perdón, de ese asunto.

¿Y por qué no hay más David Lynch en este mundo? Cuando esos dos de los pulgares arriba-abajo le otorgaron a su Highway sendos thumbs-down, este jocosamente los puso en todos los carteles de la película con una leyenda: "Dos pulgares abajo... Dos buenas razones para ir a ver la película..."
Mauricio dijo…
Recomiendo el libro Afterglow, que básicamente es una entrevista con la Kael crepuscular, ya enferma y próxima alamuerte. Es muy bello y todo acidote,como ella lo era, chida hasta el final. Le hice una entrevista larga a Ayala Blanco que próximamente postearé. Básicamente es sobre eloficio de la crítica. Chido el viejo.
Qué bien, Mauricio. Supe, en efecto, que habías lo habías entrevistado. Esperamos la publicación. Saludos.

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