El evangelio del 2008... según el Exigente Duende Callejero/VII
El Exigente Duende Callejero ha colocado ya su lista de lo mejor del 2008. No un top-ten ni un top-twenty... Un top-sixteen. Pero, bueno, tratándose del Duende, no me extraña que un buen día salga con un top-eighteen-and-a-half. ¿La mejor película del año?: la de la foto. La lista completa, aquí.
PS. No he visto buena parte de lo que el Duende ha listado. Ya tengo más tarea para este fin de año.
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Estaba un día el Duende Callejuelas aburriéndose como ostra en una banca del Tec de Monterrey de Culiacán, tras una más que aburrida reunión celebrada, sabrá la razón, en ese lugar (siendo que ni los asistentes a la reunión, más el tema de la reunión en sí, nada tenían que ver con el Tec de Monterrey), acabándose un cigarro bajo uno de esos honguitos playeros mientras el "contacto" de la institución me decía: "listo, ya barrimos, ya te puedes ir", o quizá, "listo, no se robaron nada, ya te puedes ir"... Cuando alguien lo tocó en el hombro y, al darse la vuelta, descubrió que era nada menos que esa mujer cuyo nombre no revelaré (puesto que soy algo así como caballero, pero es un nombre muy "fresco")... Con quien la había pasado más que bien en un par de ocasiones sin más obligación que encenderle un cigarro cuando ella levantaba la ceja, y a quien no había visto en más de un año... Y total que entonces ya no estuvo tan aburrido, ahora estaba platique y platique... Y bueno, resultó que la mujer estudiaba ahí, estaba terminando su carrera, e iba por una asesoría para su tesis... Así que, sin que viniera a cuento, le dijo a este duendecillo que si quería, podían "ir a divertirse" en cuanto acabara (nota: eran apenas medio día... Jo), que la esperara... Entonces, que este duendecillo recuerda qué significa ese "ir a divertirse", en compañía de esa mujer, y pues la mujer se fue a su asesoría y el duendecillo la siguió, lelo... Y entonces se encontró con su estimado Diezm... Y charló un rato con él hasta que la mujer llegó y le dijo algo así como, "nos vamos ya"... En fin... El chiste es que de ahí a un restaurante, a comer y a cotorrear... y de ahí... Pues al cine, con la promesa de "one last time like before"... Y sobres, que se le ocurre sugerir que veamos esa cosa llamada Zapata (cosa que no me molestó en su momento ¿Quién iba a ver la película?)... Y entramos al cine, y comienza la función... Y la sala estaba sooooola... Y esta me dice... "ya regreso"... Y el duendecillo se queda solo... Y pasan los minutos... Y llega un policía extraño, que se sienta a un lado y con su lampara me ilumina y me pregunta "¿Vienes solo?"... Y yo.. No. Y él me pregunta si puedo salir un rato... Y yo, "¿Y eso?"... Y el policía me dice que acaban de robar en otra sala y quieren "catearme"... Y yo impactado "me van a catear"... Entonces, sin que tampoco viniera a cuento, me acordé de esa tarde en la que my nigga y yo andábamos de locos, comprando puros y películas, y nos agarró siete veces el mismo retén... Y en la última vez que pasamos por él, el que estaba a cargo del retén nos quitó los puros... Entonces hice un conteo mental de lo que traía, para saber qué me iban a quitar ahora... Pero llegó la mujer, cabizbaja, y el policía le preguntó si venía conmigo, que si no me había levantado de mi asiento en los últimos tantos minutos, etcétera... Total, me dejaron ir... O se fue... Bah, no sé... El caso es que la mujer regresó, se sentó y comenzó a confesar que ella andaba mal... Que andaba con un fulano medio garra, y sacó de su bolso una prueba de embarazo recién usada y un encendedor para que viera que estaba embarazada... Luego, se puso a hablar de que pensaba en el aborto, pero que era pecado... y sobres, una laaaarga perorata sobre el pecado. Y sí, en pantalla, Zapata sufría... El chiste es que, mi calentura inicial se fue apagando de forma correosa... Recordé lo aburrido que estaba en el Tec de Monterrey y añoré ese momento... Para eso, la sala comenzó a oler mal... Le dije, pero ella estaba tan centrada en su discurso sobre el pecado y la paternidad, y Lucerito lloraba en pantalla, y el Fernández volaba... Me quedé en el limbo. Entonces, llegó un bombero y nos dijo que saliéramos por la puerta de emergencia... que había una fuga de gas en la dulcería... Salimos en silencio. Así llegamos hasta el auto... (por cierto, el mío había quedado en el Tec, para no andar en dos autos, ella propuso el suyo)... Subió a su auto, me dijo que gracias por escucharme y por mis consejos (¿?), y se fue. Si uno volteaba veía a gente medio histérica salir del cine... Hacía mucho calor y me quedé parado como lelo viendo cómo la mujer se iba aún ensimismada y quizá sin recordar que yo no traía auto. Así que tuve que regresar a pie (odio el transporte urbano y los taxis), al Tec, por su auto. Más tarde, por desaparecer, sus jefes lo regañaron, pero esa ya es otra historia.
Han pasado años. La mujer está casada, es madre de tres críos (no, no abortó, pero tampoco se casó con el tío aquel)... Y no me ha vuelto a invitar al cine. Afortunadamente.
Y sigo, intermitentemente, viviendo allá. Bueno, desde hace cuatro años no. Y hay más anécdotas bárbaras sobre mi casa, que sin yo saberlo (ajá), era usada como tugurio en mis cortas ausencias.
Tyler: Mmm... Algo por el estilo, sí.
(Supongo que el que un policía se te siente por un lado con su linternita en el cine es una más de las rusticidades denunciadas por Diezm.)