Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLXXVI



Paraíso: Amor (Paradies: Liebe, Austria-Alemania-Francia, 2012), de Ulrich Seidl. El décimo largometraje -y quinto de ficción- de Ulrich Seidl (Import/Export, 2007) es, también, la primera parte de una ya finalizada trilogía paradisíaca, ya que después de Paraíso: Amor, el cineasta austriaco dirigió Paraíso: Fe (2013) y Paraíso: Esperanza (2013), aún inéditos comercialmente en México pero, supongo, estrenables en algún momento del año en curso.
Teresa (Margarete Tiesel) es una profesora (¿o nomás cuidadora?) de discapacitados mentales adultos que, después de verlos jugar a los carritos chocones, sale de la chamba, deja a su hija y gato encargados con alguna parienta y se dirige a unas merecidas vacaciones en las playas de Kenia. Ahí, la mujer, pasada de peso y con más de medio siglo a cuestas, hará migas con otra compatriota austriaca, Inge (Inge Maux), que es una experta en eso de pasar vacaciones africanas. Le cuenta que ella tiene a su negro de cabecera, que ha valido la pena invertir en él (le compró una moto, así que tiene taxi y amante por el mismo precio) y que no se preocupe: Teresa encontrará a su negro ideal tarde o temprano. Es cuestión de esperar y el "amor" llegará solo.
Por supuesto, la crueldad de Seidl va por delante, en el título mismo de la película. La cincuentona Teresa, en efecto, será muy pronto encontrada/acosada/asediada por varios jovencitos kenianos que, ni tardos ni perezosos, le ofrecerán pulseritas, souvenirs, paseos en lancha y, ya con la viada, su propio cuerpo que, según la cinicaza Inge, "huele a coco". Por supuesto, todo tiene un precio, así que, por ejemplo, el solícito Munga (Peter Kazungu) tiene una hermana con niñito enfermo y necesita dinero para atenderlo. Y luego, si Teresa es llevada a una precaria escuelita para que le canten los niños ("Hakuna matata" o algo así), la maestra también le pedirá que se caiga con una lana. O sea, la visita y los cánticos no son de a grapa.
La cámara de Edward Lachman y Wolfgang Thaler logran algunas imágenes indelebles: los blanquísimos cuerpos masculinos o femeninos tomando el sol, mientras en la playa, una docena de jóvenes kenianos, sin moverse, esperan que alguno(a) de los turistas crucen la cuerda que los divide para darles la oportunidad de "servirlos". El encuadre, en interiores, tiende a ser fijo y los intérpretes -las mujeres europeas maduronas y los jóvenes africanos negros-, muchas veces desnudos, configuran imágenes que pasan de lo pictórico -la maja desnuda pero pasada de peso- a lo grotesco -esa orgía cumpleañera con un prostituto que no puede tener una erección, esa humillación final con el barman que se niega a besarle la vagina a Teresa-, mientras los idílicos paisajes y cielos de Kenia aparecen siempre igual de arrobadores, incluso en ese abrupto desenlace con la pobre mujer caminando en la playa, mientras unos muchachos echan maromas presumiendo su fuerza, su lozanía, su juventud... Todo eso que Teresa nunca tendrá. Y ya ni hablemos del amor.  

El Sobreviviente (Lone Survivor, EU, 2013), de Peter Berg. Una cinta bélico-patriotera que está realizada con vigor y convencimiento, aunque no con demasiada sutileza. Mi crítica en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado. 

Matar Extraños (México-Dinamarca, 2013), de Nicolás Pereda y Jacob Secher Schulsinger. Apenas hace unos días el inquieto y prolífico Pereda presentó su más reciente obra -el corto documental El Palacio (2013)- en el FICUNAM 2014 y he aquí que un año después de haberse exhibido en el FICUNAM 2013, su cinta anterior, Matar Extraños, llegar al circuito cultural. Escribí de ella por acá. 

Metéora (Ídem, Grecia-Alemania-Francia, 2012), de Spiros Stathoulopoulos. Exhibida hace casi un año en el Foro de la Cineteca, esta cinta griega vuelve a un puñado de salas culturales. Mi crítica, acá. 

Comentarios

Rojasconbotas dijo…
El cliché que yo ya ví:

El critico de cine, harto de los filmes aburridos y pretenciosos de su tiempo, decide viajar al futuro para revisar cosas que si valgan la pena. ¿Ejemplo? Ernesto Diezmartinez se delata en su entrada de hoy poniendo: (Import/Export, 2017.
Jaajajajajaja... Orita lo cambio. Eso me pasa por ser mi propio editor.

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