30 Foro de la Cineteca/VIII y último


Los Viajes del Viento (Colombia-Holanda-Argentina-Alemania, 2009), segundo largometraje de Ciro Guerra (opera prima La Sombra del Caminante/2004, no vista por mí) es, acaso, la sorpresa más agradable en la, por lo demás, muy apreciable programación del 30 Foro de la Cineteca. No digo que sea la mejor película de todas las vistas hasta el momento -tal vez Hambre (2008) tenga esa condición, de acuerdo con mi gusto muy particular-, pero sí una autentica sorpresa para quien esto escribe.

Y es que, a diferencia del resto de la programación, no sabía qué esperar del filme del colombiano Guerra. Lo que vi, en todo caso, es una valiosa y meritoria road-movie musical -a pie y en burro- por el norte colombiano de fines de los años 60 del siglo pasado, desde Sucre hasta La Guajira. Los protagonistas son el lacónico juglar y maestro del acordeón Ignacio Carrillo (el actor no profesional Marciano Martínez, sin una nota falsa) y el adolescente solovino Fermín Morales (Yull Núñez), quien se une al hosco músico en su manda personal: devolver el legendario acordeón que toca a su verdadero dueño, un anciano maestro que vive -si es que vive todavía- en el desierto de La Guajira.

Ignacio está de luto y de perpetuo mal humor. Su mujer acaba de fallecer, no sabe cuántos hijos ha dejado regados por ahí y su devoción absoluta a la música le ha costado mucho. Fermín lo acompaña porque quiere aprender de él, aunque Ignacio no tiene intenciones de enseñarle nada. Además, el talento para la música, para el acordeón, para los tambores, se tiene o no se tiene. E Ignacio no se anda por las ramas con el terco muchachito: "tú no tienes talento".

La cámara de Paulo Andrés Pérez y el funcional montaje de Iván Wild logran alternar muy bien los enormes espacios abiertos por los que cruzan Ignacio y Fermín -montañas, pastizales, desiertos, lagunas, ríos, páramos, el desierto- con los cargados interiores en los que Ignacio accede finalmente a tocar su acordeón -¡esa secuencia del duelo de coplas al estilo del viejo cine mexicano!- o en los espacios abiertos, pero más reducidos, en donde el solitario acordeonista decide cantarle a su pequeño hijo avistado a lo lejos ("Caballito"), o en donde el músico sirve de tétrica comparsa a un violento enfrentamiento a machetazos, visto a través del reflejo en el agua, visto a través de las sombras que serán bañadas por sangre.

La cinta se extiende en demasía -creo que roza con la redundancia dramática en su último cuarto- pero tiene un último elemento a su favor: Guerra no se permite edulcorar a ninguno de sus dos personajes centrales. Ignacio ha caminado un largo trecho para llegar a donde tiene que llegar y Fermín tiene que seguir el camino. La vida sigue. A ritmo de vallenato.


Los Viajes del Viento se exhibe hoy, por último día, en la Cineteca Nacional.

Comentarios

Anónimo dijo…
Sr. Diezmartinez:

Acabo de ver "LOS VIAJES DEL VIENTO" (estupendo título!) y me gustó bastante. Quizá por momentos para mi peca de ese "magical mistery tour" de costumbres colombianas, como si fuera una guia para turistas extranjeros (a mi parecer "LA TETA ASUSTADA" a veces adolece de lo mismo) y algunas secuencias creo estan de más y quitandolas no hubiera pasado nada. Sin embargo, una excelente película, habrá que buscar "LA SOMBRA DEL CAMINANTE" (otro buen nombre de película con solo leer la sinopsis)

Saludos !!

Javier C.
Sí, en efecto, se vuelve obligatorio buscar su opera prima. Yo tampoco la he visto.

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