Woyzeck


De la casi veintena de versiones fílmicas y televisivas que existen de la obra teatral inconclusa Woyzeck (1836), de Georg Buchner, la realizada por Werner Herzog con Klaus Kinski es, si no la mejor, por lo menos sí la más conocida. Woyzek (Ídem, RFA, 1979), décimoprimer largometraje de Herzog y tercera colaboración del cineasta con el ingobernable y excéntrico Kinski (después de Aguirre, la Ira de Dios/1972 y Nosferatu/1979 y antes de Fitzcarraldo/1982 y Cobra Verde/1987), es la hipnótica crónica de la (auto)destrucción de un pobrediablesco soldado, Johan Christian Woyzeck, que es arrastrado a la locura y al crimen por la absurda disciplina militar (representada por el capitán del destacamento), por los abusos del racionalismo científico (representado por un sádico médico que toma Woyzeck como su conejillo de indias) y por su propia condición marginal y proletaria, por lo que cuando su mancornadora mujer Marie (Eva Mattes, mejor actriz secundaria en Cannes 1979) encuentra un mejor prospecto -un oficial con uniforme- no pensará dos veces para traicionar a su marido.

Aunque la trama casi nos exige una lectura marxista/freudiana, la realidad es que Herzog se miestra más preocupado por representar de forma claramente expresionista la locura de su personaje -insania que, además, no necesariamente proviene sólo de las presiones sociales que recibe sino, también, del interior del propio Woyzeck- que por construir un discurso militante/político con el cual señalar y repartir culpas. En ese sentido, la secuencia final en ralenti, cuando Woyzeck ha traspasado en definitiva el límite, es uno de los momentos más herzogianos no sólo del filme sino de la propia obra del cineasta: el soldado se entrega a ese horrendo ritual y luego se echa al río, a lavarse en él, a dejarse llevar por él. Todo visto en un plano general de sueño, de pesadilla, de delirio.

Comentarios

FRod dijo…
En esa foto se parece a Alejandro Jodorowsky.
Chale, es cierto... Perdón, herr Kinski.
Y pensar que ese histérico con cara de loco, gestó a una de las narices más hermosas de la cinematografía.

Qué cosa es la genética.
Se... ¿No le habrán hecho de chivo los tamales?
Mmm... Ojalá. De no ser así, entonces el mayor misterio del hombre verdaderamente "ahí mero".
Joel Meza dijo…
Pos habría que ver a sus hijos a ver si alguno salió con cara de orate...
El mío sí. Y cada vez que lo llevo o lo llevan al mar, se arrodilla y le dice al gran Cthulhu que siga dormido y que lo deje entrar al agua.

Mi suegra como que comienza a preocuparle eso.

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