Los Hermanos del Hierro

Los Hermanos del Hierro (México, 1961), largometraje número 38 en la prolífica filmografía del maestro Ismael Rodríguez (1917-2004), es, acaso, la cinta más atípica del populachero creador de ese mito continental que sigue siendo Pedro Infante.
En primer lugar, Los Hermanos del Hierro es un filme realizado dentro de un género -el western- que, a esas alturas históricas del cine nacional, no había dado aún sus mejores ejemplos, como el extraordinario debut de Arturo Ripstein Tiempo de Morir (1966) o la discutida obra de Alberto Mariscal (El Silencioso/1967, El Tunco Maclovio/1970). Es decir, Rodríguez experimentó dentro de los límites de un género que no conocía de primera mano y que el cine nacional no había trabajado de manera seria (los únicos antecedentes dignos de mencionar serían la saga de Los Tres Villalobos/1955, iniciada por el buen artesano Fernando Méndez).
En segunda instancia, estamos ante una película extrañamente sobria por parte de Rodríguez, un cineasta hiperactivo que no podía dejar de mover la cámara en todo momento, que no podía permitirle un par de segundos de silencio a sus personajes, que no resistía la tentación del chistorete genuinamente gracioso, que no dejaba de presumir sus capacidades técnicas, estuvieran o no justificadas. Aquí, bien ayudado por el bien tramado argumento y los lacónicos diálogos de Ricardo Garibay (1923-1999), los personajes hablan más bien poco, dicen mucho cuando abren la boca, se dicen todo con una sola mirada y los modismos norteño-fronterizos (por ejemplo, los "ei" que intercambian los personajes al hablar) son usados justamente, sin exageración, incluyendo variados e ingeniosos giros verbales ("¿Cómo iba yo a saber si no sabía?, "¿Ónde nunca?", "Quisiera no querer ir", "Lo que me urge es prisa"). Por supuesto, Rodríguez no resiste echarle demasiada crema fotográfica a sus tacos narrativos -el uso inicial del zoom distrae, los top-shot de Columba Domínguez en su choza son demasiado enfáticos-, pero estos alardes más bien inútiles se compensan por las otras ocasiones en las que Don Ismael demuestra de manera funcional su maestría técnica, como en cierto flash-back que nos instala, sin corte alguno, en dos diferentes espacios temporales, o la precisa sinécdoque visual en la que la cámara de Rosalío Solano panea sobre las manos de varios personajes, transmitiendo lo que sienten, lo que piensan, lo que sufren.
Y, en tercer lugar, Los Hermanos del Hierro es un filme notable porque se instala en un discurso de reflexión y rechazo a la violencia y a la barbarie que no era -ni es- muy común en el cine mexicano. Aunque este tipo de historias ya habían aparecido en Hollywood antes -pienso en Fiebre de Sangre (King, 1950), con Gregory Peck encarnando a un Jimmy Ringo tratando de dejar atrás su vida de pistolero-, la realidad es que no sería hasta los westerns revisionistas de los 60/70 y, especialmente, a partir de la última obra herética de Clint Eastwood (Los Imperdonables/1992), que el rechazo a quitar la vida y a usar las armas para defenderse o para "civilizar", se convertiría en la nueva convención. En Los Hermanos del Hierro queda muy claro, desde el inicio, que matar no es bueno en ninguna circunstancia, que arrebatarle la vida a alguien -a quien sea- no puede ser aplaudido, que sacar el arma es, pues, de puros "fantoches". Que matar, incluso, es inútil ("El sudor de los muertos... ese sudor que no sirve pa' nada").
Estamos en una época imprecisa en la parte norteño-fronteriza de México, probablemente en Tamaulipas. El buen ranchero Reynado del Hierro (Eduardo Noriega) es venadeado por el siniestro matón Pascual Velasco (Emilio Fernández, nada menos) por razones que nunca sabremos. Los dos hijos de del Hierro, el adolescente Reynaldo y el pequeñito Martín, que acompañaban cabalgando a su papá cantando y tarareando Dos Palomas al Volar, quedarán marcados para siempre. La viuda (seca, oscura, Columba Domínguez) los prepara, de inmediato, para la venganza. Un duro pistolero (Ignacio López Tarso, espléndido) los enseña a manejar el arma. Cuando el mayor, Reynaldo, juega con la pistola cual si fuera charrito cantarín, recibe el primer regaño y la primera verdad por parte del sicario: "Déjese de fantochadas... Matar es cosa seria". Reynaldo, de pocas palabras y concentrado, aprende pronto; Martín, tímido y lloroso, teme el ruido de las balas. Su madre, furiosa, lo obliga a disparar una y otra vez para que se haga hombre.
Los años pasan. Por fin el pistolero que mató al padre ha vuelto a aparecer por el rumbo. Reynaldo (un Antonio Aguilar mejor que nunca) se niega a ir a cumplir la venganza; Martín (Julio Alemán), educado sólo para eso, no resiste ir a cumplirle a su mamá. Cuando los hermanos encuentran al odiado asesino paterno, el tipo es un hombre cansado, harto de esconderse, hastiado de "esta condenada vida". Reynaldo está desarmado y ha decidido no matar a Velasco ("ya para qué"), pero Martín, enloquecido, escuchando en su interior Dos Palomas al Volar, le dispara al hombre por la espalda y se lleva, de corbata, a otro tipo que resultará ser uno de los más peligrosos pistoleros de la región. Cuando la voz se corre, el general robolucionario Pérez Trujano (Pedro Armendáriz, perfecto) saca a Martín de la cárcel y lo contrata para que se escabeche a un molesto rival político (altivo Víctor Manuel Mendoza). Martín cumple su parte pero su imprudencia -lo asesina delante de testigos, gritando que ha sido mandado por Pérez Trujano- lo convierte en un fugitivo, perseguido por la justicia y por su protector. Como una sombra silenciosa, estoica, lo acompaña siempre Reynaldo. En ningún lado estarán tranquilos: los impulsos criminales de Martín o la simple mala fama de ellos dos los obligarán a una errancia continua. Cuando por fin parecen haber encontrado tranquilidad trabajando en un rancho bajo las órdenes del enérgico Manuel (David Reynoso), el amor de los dos hermanos por la misma chiquilla (preciosa Patricia Conde, de efímera carrera fílmica) los obligará a salir huyendo y, ahora, peor aún, divididos por el callado resentimiento de Reynaldo hacia su hermano menor.
En un desenlace digno del último Eastwood (Gran Torino, 2008) -aunque en definitiva más pesimista, más escéptico-, los hermanos cumplirán con su destino fatal, ése que les fue impuesto por el rencor materno y el "maldito oficio" del pistolero sin nombre encarnado por López Tarso. El polvo y la arena terminarán, al final, cubriendo todo. No, no todo: la violencia seguirá ahí y sigue aquí, en el México de hoy, alimentándose del odio, del miedo, del rencor, de la muerte. Una genuina obra maestra.
Comentarios
Saludote.
Yo quiero reseña de una de Gastón Santos (si alguna vez tuve un ídolo, en mi infancia, seguro que fue ese).
No sé que opines Ernesto, pero algunas cintas de Alberto Mariscal (como Todo por nada o El tunco Maclovio) son de mis placeres culposos.
Slds!
¿No hay manera de acceder a esa información de la encuesta, Ernesto? Digo, debe ser mejor que esa farsa que se aventó Nexos el año pasado.
¿Era un revista dedicada al cine mexicano de antaño, no?
Pensándolo a fondo, esa revista sí que era una anomalía. Y por supuesto ya no existe.
Creo que Joel està confundido con una revista muy popular entre los jòvenes allà por los años 80's y 90's que se llamaba ERES... yo era un niño/adolescente y me aucerdo perfectamente que la dichosa revista tenìa cualquier cantidad de seguidores, incluso a mi me enganchò algunas veces...
SOMOS era una cosa muuuy diferente. Una joyita la revista y una rareza por su contenido tipo homenaje/revisiòn, y asì como tù, alcancè a tener en mis manos los nùmeros dedicados a Tin Tan, Pedro Infante y Jorge Negrete si mal no recuerdo...
Yo creo que la confusiòn radica en que las dos provenìan de la misma casa, editorial televisa. Lo que de plano no tengo idea es què pasò con ellas. Parece que ERES por ahì anda, pero lamentablemente SOMOS desapareciò del mapa, una làstima...
Saludos
FABIO
Yo sigo revisando Los hermanos de hierro de vez en cuando, no he acabado y nunca acabaré, lo tengo claro. No es mi número 1 de nuestro cine, pero si la posiciono entre las 10 primeras.
Somos publicó el número que tu mencionas en Julio del 94, y la ubica en el lugar 15.
El ITESM mantiene este sitio en la red:
http://cinemexicano.mty.itesm.mx/pelicula1.html
Ojalá te sirva.
Saludos.
También es una gran novela.
Gracias por subirla.
Emmanuel