Ant-Man and the Wasp
Cuando se estrenó, hace tres años, Ant Man: el Hombre-Hormiga (Reed,
2015), escribí en mi blog lo siguiente: “Como suele suceder con
las entregas iniciales de la Marvel… esta primera entrega de El Hombre Hormiga
logra presentarnos al nuevo personaje de forma ligera y divertida. Seguramente
en las secuelas, Marvel echará a perder todo”.
No me gusta decir “se los dije” –es un decir: claro que
me gusta-, pero se los dije: en la inevitable continuación, Ant-Man and the Wasp (Ídem, EU, 2018),
todo lo que había salido bien en el primer filme vuelve a aparecer, aunque en
cantidades menores, y todo lo que había salido mal aparece también, pero en
proporciones mayores. ¿El resultado?: una cinta bostezante que se salva a ratos
por la simpatía de su estrella protagónica Paul Rudd, por la vis cómica de un
desatado Michael Peña y por alguna entretenida persecución por las calles de
San Francisco, con personajes y automóviles que, como el chorrito, se hacen grandotes,
se hacen chiquitos.
El ladrón Scott Lang aka Ant-Man (Rudd) ha sido condenado
a dos años de prisión domiciliaria después de haber violado la ley al lado de
Steven Rogers en Capitán América: Civil War (Hermanos Russo, 2016). Sin embargo, a tres días de recuperar su
libertad –condicional, pero libertad al fin-, Lang vuelve a hacer equipo con el
genio proscrito Hank Pym (Michael Douglas) y su guapa hija, Hope Van Dyne aka La
Avispa (Evangeline Lilly), quienes lo necesitan para encontrar, en el mundo
subatómico, a Janet (Michelle Pfeiffer, en cameo extendido), esposa de Hank y
madre de Hope, quien ha permanecido perdida en el universo cuántico desde hace
treinta años, días más, días menos.
La
explicación a todo esto no tiene demasiado sentido y los cinco guionistas
acreditados de la película –uno de ellos, el propio Paul Rudd- supongo que lo saben,
pues en por lo menos dos ocasiones, interrumpen los pseudo-científicos choros
mareadores de los personajes con alguna inocente pregunta (-“¿Siempre tienen
que usar la palabra cuántico para todo?”) o, de plano, con una llamada telefónica
de la niña de Lang, quien tiene una emergencia: no encuentra sus zapatos.
Como
se podrá dar cuenta, en esta nueva entrega del Marvel Cinematic Universe no
está en juego el destino del planeta entero sino la unión familiar por partida
doble: la de Hank y Hope con Janet, y la del propio Lang con su hijita Cassie
(Abby Ryder Forston), pues al salir de su casa y volver a las andadas como
Ant-Man, nuestro agradable protagonista se arriesga a ser condenado a 20 años
de prisión.
Además
de los ya mencionados choros mareadores científicos-dramáticos-expositivos que
lastran la cinta de principio a fin –yo conté media docena de ellos-, Ant-Man and the Wasp tiene otro
problema: la inexistencia de un personaje antagónico carismático. De hecho, la
cinta tiene dos, pero ninguno de ellos funciona: la primera, es Ava aka
Fantasma (Hanna John-Kamen), una resentida jovencita que atraviesa todo tipo de
materiales pues se integra/desintegra casi sin control, y un mafioso de
pacotilla (Walton Goggins) que solo sirve para hacer funcionar –vía Michael
Peña- un divertido running-gag sobre
el uso de cierto “suero de la verdad”.
Eso
sí, como es obligación que suceda, esta nueva entrega de la Casa Marvel tiene
que encajar con la interminable saga en desarrollo, así que la inevitable
escena post-créditos se conecta directamente con el final de Avengers: Infinity War (Russo, 2018) y
su pathos de pacotilla. El mensaje
que aparece hacia el final del filme se pregunta, con signo de interrogación
incluido, si el Hombre Hormiga y la Avispa volverán. Déjeme decirle que estoy
en posibilidad de quitarle esa duda: claro que volverán. Y todos los Avengers
también, incluidos los eliminados por Thanos. O, mejor dicho: especialmente los
eliminados por Thanos. Qué remedio.
Comentarios
Y por cierto, amé dos cosas, el momento de Michael Peña con el suero de la verdad y la persecución por las calles de San Francisco en claro homenaje a The Dead Pool, aquella olvidada cinta de Clint Eastwood donde los persigue un carrito de control remoto con una bomba jajajaja
Solo por eso, le perdoné sus ligeras fallas a la película.
Cheers.
Con esta película se confirma que Disney no arriesga nada, otra vez el villano es muy malo, muy rencoroso, y bastan cinco minutos para que se vuelva al camino del bien.
no tuviste infancia o que dope?
si esta película la hubiera firmado Warner / DC, toooodo mundo estaría crucificando a Peyton Reed, hablando de una crisis de su "extended universe" y tendría 0% en rotten tomatoes
Una cosa no entiendo: siendo Paul Rudd el protagonista y uno de los guionistas, esta película califica como cine mariguano. ¿Entonces por qué no te gustó?
Joel: Sí, sospecho que las interrupciones son idea de Paul Rudd. Y, bueno, el día que no salga Peña en una Ant-Man, hasta ahí llegó la saga, sospecho.