Misión: Imposible - Repercusión
En una escena clave de Misión: Imposible – Repercusión (Mission: Imposible – Fallout, EU,
2018), nuestro héroe, el indestructible espía Ethan Hunt (Tom Cruise), enfrenta
la decisión de permitir la muerte de una joven policía parisina en manos de
cuatro siniestros malandrines o de evitar el asesinato de la cuica en cuestión,
pero con el peligro de delatarse a sí mismo ante cierta organización de malosos.
Por supuesto, tratándose del Ethan de Tom Cruise, decidirá lo correcto: abatirá
al cuarteto de mafiosos, salvará a la policía malherida, se acercará a ella
para decirle que ya está a salvo, que nada le pasará y luego se dispondrá a seguir
con lo que está haciendo, que es salvar el mundo. Ya se imaginará la mirada de admiración
de la joven agente del orden. Acaba de ser salvada por Tom Cruise… digo, por Ethan
Hunt.
A
lo largo de la sexta parte de la saga protagonizada por Cruise abundan estos
momentos claramente meta-cinematográficos. Y es que lo que estamos viendo es no
solo una notable película de acción –la más lograda del año, sin duda alguna- y
una de las mejores entregas de la serie –solo abajo, creo, de la cuarta parte, Misión: Imposible – Protocolo Fantasma
(Bird, 2011)- sino, también, una entretenida, emocionante y hasta emotiva
declaración de principios de parte de Cruise.
Cruise
que es Hunt que es Cruise sabe que su personaje –que es él- no puede ni debe
estar quieto mucho tiempo. Si descansa, el planeta peligra; si descansa, el
público se aburre. Está a dispuesto a todo con tal de salvar al mundo que, en
la cinta, es lo mismo que mantenernos al filo de la butaca. Por lo mismo, a
Cruise/Hunt no le falta público ni admiradores: no en las miles de salas de
cine del planeta, por supuesto, pero tampoco dentro de la película misma. Así, Hunt/Cruise
rompe una ventana y se dispone a saltar de un edificio a otro frente a una
docena de azorados oficinistas que no creen lo que están viendo. Así también,
el estoico compañero de aventuras de Cruise/Hunt, Luther Stickell (Ving
Rhames), está obligado a aclararle a la reaparecida espía británica Ilsa Faust
(Rebecca Ferguson), que nuestro héroe –y vaya que es nuestro- no le pertenece a
ella ni a ninguna otra mujer. Su destino es otro: se debe al mundo que tiene
que salvar, se debe a su público al que tiene que entretener.
La
historia de esta sexta entrega, escrita por el propio director Christopher
McQuarrie en colaboración con Bruce Geller, es lo suficientemente enredosa como
para que no valga la pena intentar resumirla y lo suficientemente clara para
que funcione de principio a fin. Valga anotar que esta vez el McGuffin son tres
bombas de plutonio que tienen que recuperar Hunt/Cruise y su equipo –el mencionado
Luther, el infaltable nerd Benji (Simon Pegg), el enjaretado y musculoso agente
de la CIA August Walker (Henry Cavill), más la guapa y letal solovina Ilsa-, para
que evitar que las detonen unos malandrines anarquistas dirigidos por un
desconocido maloso llamado John Lark y un bien conocido Solomon Lane (Sean
Harris), el villano de la cinta anterior, Misión:Imposible – Nación Secreta (McQuarrie, 2015).
Esto
da pie a una bien montada secuencia de pelea a puñetazo y patada limpia en un blanquísimo
baño –con Cruise, Cavill y un correoso especialista en artes marciales llamado
Liang Yang-, a una energética persecución en autos y motos por las calles de
París –con Cruise en la moto, but of
course-, a una divertida corretiza (de Cruise, ¿quién más?) en las calles y
techos de Londres con todo y salto keatoniano entre edificios, y hasta un
delirante duelo entre dos helicópteros –uno de ellos manejado por Cruise- en
los cielos de Cachemira.
En
el momento climático de siempre, cuando las bombas de plutonio están a punto de
estallar, uno de los personajes le pregunta a otro si Cruise/Hunt podrá cumplir
con su cometido y parar esos cachivaches. “Claro que sí, él sabrá cómo hacerlo”,
le contesta, sin dudar un instante. Es comprensible la fe: Hunt no puede
fallar. Ni, mucho menos, Cruise. Uno salva al mundo; el otro, nos entretiene cual
niños en matiné. Para Cruise/Hunt, es lo mismo.
Comentarios
Por eso me caen bien mis amigos :)
PD: Yo también ya la vi.
Y un breve paréntesis. Coincido con la escena de la policia, la actriz se le queda viendo a Cruise como con cara de: “no me voy a bañar ni quitar esta ropa de aquí a que me muera!!! ya tengo qué contarle a mis hijos, nietos y bisnietos!!!” jajaja
Y bueno, también coincido, creo que es la mejor después de Ghost Protocol. En particular el último acto lo encontré total y absolutamente demencial. Hay como cinco pistas de circo desenvolviéndose al mismo tiempo y todo está muy bien ejecutado, no se diga Cruise volando por los aires y todos los demás personajes en lo suyo también. Además, la tensión que logra transmitir el director es casi insoportable.
SPOILER ALERT A PARTIR DE AQUÍ, SI NO LA HAN VISTO NO LEAN PORFA
La tensión es tal y la franquicia goza de tal vitalidad y salud y es obvio que va a seguir habiendo nuevas entregas de la serie, que por un momento pensé que si valía madres todo y que nos iban a dejar en cliffhanger para la siguiente
Pero bueno, no fue así y esa última escena está muy bien lograda también, el sol resplandeciente y Hunt con el detonador en la boca triunfante
WOW
FIN DE LOS SPOILERS
Y un último apunte, ¿está muy Nolanesca no?
Desde el score como de reloj (tipo Dunkirk) hasta varias secuencias muy en deuda con el estilo Nolanesco. Claro, acá si sabemos que está pasando y no hay choros mareadores...
En fin
Cruise es Hunt es Cruise.
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A propósito de la mención a Nolan (saludos, Christian), ya tiene una nueva fan: mi mamá me llamó emocionada el sábado en la mañana, acabando de ver Dunkerque en HBO. Aún más: se hizo fan de Mark Rylance. Y para regresar al tema, a sus 76 años ya se metió a ver 2 veces esta de Misión: Imposible, de lo emocionada que salió la primera vez.