Blade Runner 2049



En un momento clave de Blade Runner 2049 (Ídem, EU-GB-Canadá, 2017), noveno largometraje del ascendente canadiense hollywoodizado Dennis Villeneuve (La mujer que cantaba/2010, Tierra de nadie: Sicario/2015, obra mayor La llegada/2016) y secuela del irrepetible clásico cyberpunk Blade Runner (Scott, 1982), el joven retira-replicantes KD6.3-7 o, simplemente, K (Ryan Gosling en su exitoso modito de engarróteseme ahí), le dice a su jefa policial, la teniente Joshi (Robin Wright), que “nacer es tener un alma”. Ella le responde, sin pestañear: “A ti te ha ido bien sin tener una”.
            En efecto, K es un “portapieles”; un replicante, pues. Estamos en el año 2049 del título, tres décadas después de los acontecimientos de Blade Runner, y K es un replicante de última generación cuya tarea es eliminar a los de su mismo tipo que han intentado rebelarse en contra de sus creadores, los seres humanos.
            Aunque la premisa es bastante similar a la de la cinta de 1982, estamos en terrenos un tanto cuanto diferentes. Mientras que en la cinta de Scott el imponente pero crepuscular replicante Roy (Rutger Hauer) tenía como meta conocer y enfrentarse a su creador, esta vez los replicantes tienen un objetivo mucho más noble pero dramáticamente más inocuo: tener un alma. Es decir, pasamos de la historia gótico-trágica de Frankenstein o el moderno Prometeo a la de un lacónico Pinocho en busca de su identidad, la de un pobre hombre de lata que solo quiere tener un corazón.
            Hay bastante qué admirar en Blade Runner 2049: el meticuloso diseño de producción de Dennis Gassner, la majestuosa fotografía de Roger Deakins (¡ya denle la méndiga estatuilla, por caridad de Dios!), el descubrimiento de Ana de Armas como el idealizado holograma de la novia perfecta Joi –ecos de la superior Ella/Jonze/2013-, el cameo del cada vez más confiable Dave Bautista –quién dijera que se convertiría en tan buen actor- y, por supuesto, la última hora del filme, cuando hace su aparición Harrison Ford como el viejo y curtido blade runner original Rick Deckard en una polvorienta y desértica Las Vegas, con la única compañía de un fiel chucho borracho y los hologramas de Marilyn, Liberace y el inolvidable ol’-blue-eyes entonando el clásico “One For My Baby”. De hecho, al aparecer Ford es cuando, finalmente, la película sale de su letargo narrativo. ¡Loor a Ford, porque ya no hacen/nacen estrellas de cine como antes!
El problema central de Blade Runner 2049 es que Villeneuve y sus guionistas parecen haberse quedado pasmados ante el reto imposible de realizar la secuela de una de las cintas más influyentes de fines del siglo pasado. Planteada la premisa –K descubre el milagro de que cierta replicante que usted y yo conocemos dio a luz a un hijo que anda por ahí y el “portapieles” K tiene como misión encontrarlo y eliminarlo-, el guion de Hampton Fancher y Michael Green no avanza: simplemente se paraliza. Por su parte, Villeneuve, en un estilo narrativo intencionalmente narcotizado, apuesta por alargar cada escena monumental como buscando distraer al respetable con tanta magnificencia (spoiler: en general, lo logra).
Jared Letto, para variar, no ayuda mucho. Letto interpreta al todopoderoso villano Niander Wallace, un visionario ciego (¡ojo con el simbolazo!) y creador de replicantes que tiene sus propias razones para encontrar al niño milagroso, por lo que envía a su implacable asistente Luv (Sylvia Hoeks) para tener en sus manos al chamaco –en realidad, ya un adulto- antes que nadie. Letto, qué remedio, no logra proyectar el mínimo carisma y resulta aún menos amenazante.
Eso sí, fiel al espíritu del Blade Runner original, hay en esta continuación ambigüedades no resueltas –algunas que vienen de la primera cinta, de hecho- pero, en sentido contrario a la obra maestra de Ridley Scott, Villeneuve y compañía han dejado el terreno listo para, por lo menos, realizar otra secuela más. Business are business.
Parafraseando el diálogo citado en un inicio, hay cierto tipo de cine que puede ser bastante eficiente, pero no tiene alma. Blade Runner 2049 es de ese tipo.

Comentarios

Champy dijo…
Y es válido tanto adorno cuando se carece de eso que citas?

A mi me parece algo así como desperdicio, y no encuentro a quien echarle la culpa, digo, la historia ahí está, pero como que se preocuparon mas en bordar la fachada que el contenido, los personajes distan eternidades de mover como sus predecesores, en la original cada uno de ellos (TODOS) daba para soñar y perderte en ellos, te ofrecían un mundo entero...estos los sentí pequeños, de ninguno me interesa conocer más si acaso Mariette y Sapper Morton despiertan algo tampoco alcanzan a concretar.

Como si no hubieran hecho nada.

2046
Christian dijo…
Justo lo que pensé cuando salí de verla, tanta floritura le hace daño. La película no está mal, tampoco es grandiosa ni una obra maestra y mucho menos supera a la original (brincos diera) pero si le hubieran quitado una horita o unos 50 minutos hubiera sido una buena película palomera y quién sabe, en una de esas hasta buen negocio hubiera resultado. Porque para como van las cifras de taquilla al momento, no creo que el estudio esté tan encantado de hacer una secuela...
Christian dijo…
Por cierto, están padres las habitaciones de la corporación mega maligna donde salen Jared letro y la mala, parecen como lobbys de hotel minimalista y mamador. También está padre Cortana, digo, Joi.

Para quien no sepa, Cortana es la inteligencia artificial que ayuda al personaje principal del ya legendario video juego llamado Halo y ha sido tan relevante que Microsoft ya la adoptó como su asistente personal en sus diferentes aparatos electrónicos, como la competencia de Siri, digamos. Pero bueno, la Joi de aquí es muy similar a Cortana. Uno se pregunta si habrá sido fusil jajaja
teatrosicara dijo…
Muy cierto lo que dice Christian, aunque tanto Cortana como Joi están basados en la esposa virtual de Miguel O'hara, el Spider-MAn 2099, de Marvel. El guionista de la cinta comentó que se basó en el universo Marvel para crear el guión. Él comenta que le gustaba la forma en que en lugar de forzar un universo fílmico, lo van construyendo poco a poco y película a película. Para poder realizar esta afirmación, seguro es porque es fan de los cómics, y en Spider-Man 2099, que apareció a principios de los años 90, se ven muchos elementos de la cinta.
Joel Meza dijo…
Coincido con ustedes (excepto en lo de Spider-Man 2099, que no tengo idea de qué están hablando y apenas estamos en 2017, digo yo). A mí, quitando tanto adorno y floritura, como dicen, sólo me confirma la falta de voluntad o ya de plano insolvencia de Villeneuve para contar historias arriesgadas con una trama arriesgada también (el villano es cualquier villano estándar de James Bond, con todo y ayudante asesina/siniestra). El bato usa fórmilas hollywoodenses y no se sale de ellas. Así echó a perder Prisioneros (o como se llame la del Wolverine), así echó a perder Arrival y así echó a perder 2 horas 40 minutos en BR 2049.
Sérgio Machado dijo…
No hay voluntad de profundizar los personajes...los replicantes quierem dar pruebas de que tienen alma pero Villeneuve no les deja.


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