Retrospectiva Jan Svankmajer/I
Ayer inició en la Ciudad de México Macabro 2010, cuya macabrona programación podrá usted revisar aquí. Aunque no puedo asistir a todos los lugares que quiero, lo que sí puedo hacer es señalar algún material que podría ser de interés del respetable que sí irá al Festival: algunos cortos nacionales que ya he tenido oportunidad de ver, algunas cintas de sangre derramada/salpicada que ya he revisado y, por supuesto, acaso el plato fuerte de Macabro 2010, que esta vez será una retrospectiva del maestro checo de la animación stop-motion Jan Svankmajer.
El día de hoy, precisamente, se exhibe en la Cineteca Nacional Alicia (Neco Z Alenky, Checoslovaquia-Suiza-GB-RFA, 1988), opus número 22 de Svankmajer pero apenas su primer largometraje de los seis que ha dirigido hasta el momento (Macabro 2010 tiene, de hecho, programados todos sus filmes a excepción del sexto, que acaba de ser terminado y será estrenado en la República Checa hasta finales de este año).
No sé si Alicia sea la mejor adaptación existente del seminal libro proto-surrealista Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas (1865) pero, en todo caso, yo confieso no haber visto una más imaginativa. Por supuesto, tratándose no sólo de una mera adaptación fílmica del citado libro sino de una película de Svankmajer -es decir, un filme de autor- esta Alicia en particular le pertenece no sólo a Lewis Carroll sino al propio cineasta checo, que llevó sus obsesiones personales a extremos inquietantes.
Combinando la animación cuadro-por-cuadro con la acción viva (Alicia es interpretada por la niña de grandes ojos Kristýna Kohoutová) Svankmajer es fiel, en líneas generales, a la historia de Lewis Carroll aunque tanto la puesta en imágenes como algunos detalles "menores", atmosféricos, nos indican que lo que estamos viendo no es, precisamente, un filme para niños. De hecho, los créditos iniciales nos lo advierten: el filme está "inspirado" en Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas y "es una película hecha para niños... quizás". Después de este anuncio, viene el sabio consejo: "debes cerrar los ojos porque, de otra manera, no verás nada". Es decir, hay que cerrar los ojos para soñar, pues lo que veremos a continuación es un delirante sueño de Svankmajer... O, si se quiere, una pesadilla.
Esta vez Alicia no sigue al conejo blanco a su madriguera, sino que ve a un conejo relleno de aserrín que corre y se sube al cajón de una mesa que se encuentra enmedio de la nada. En ese mismo cajón "cae" Alicia hacia un país no tanto de maravillas sino de horrores: un universo oscuro, decadente y peligroso en el que la niña -que cuando se encoje se convierte en una siniestra muñeca animada cuadro-por-cuadro- es atacada por criaturas esqueléticas salidas de un grabado de Liceti, es apedreada por el propio conejo blanco que se la pasa todo el filme preocupado porque se le sale el aserrín, es atosigada por el exasperante Sombrerero Loco y una inválida Liebre de Marzo, es agredida por unos fálicos gusanos/calcetines que salen del suelo y, por supuesto, es condenada a la decapitación por la totalitaria Reina de Corazones. En el enfermo mundo de Svankmajer una lata puede estar llena de cucarachas, otra puede guardar un pedazo de carne con vida propia, los flamingos con los que Alicia quiere jugar criquet se convierten en gallinas buñuelianas y el juicio de la niña ya está escrito de antemano, como si se tratara de cualquier comparacencia legal ante Papito Stalin o ante los Juveniles Hermanos Castro.
En cuanto a la puesta en imágenes se refiere, la animación stop-motion de Svankmajer echa mano virtuosamente de objetos comunes, juguetes decimonónicos o simples marionetas de madera, y los alterna con la actriz infantil que encarna a Alicia, quien interrumpe continuamente la cinta, pues todos los diálogos del filme son dichos por ella en big close-up de su boca. Aunque se entiende el sentido de esta elección de Svankmajer -la "recitación" de los diálogos por parte de la niña da un sentido de distanciamiento, de letanía, de ritual-, también es cierto que el filme tropieza cada vez que aparece la boca de Alicia contándonos la historia.
También es indudable, por lo menos para mí, que Svankmajer sacrifica la fluidez de la narrativa visual por su engolosinamiento por las excentricidades, como en la exasperante escena en la que Alicia se sienta a la mesa con La Liebre de Marzo y el Sombrerero Loco. Pero, bueno, Svankmajer exaspera en el buen sentido del término. Para el malo, vea la adaptación timburtonesca. O, mejor dicho, no la vea.
Alicia se exhibe hoy en la Cineteca Nacional a las 18:45 horas.
El día de hoy, precisamente, se exhibe en la Cineteca Nacional Alicia (Neco Z Alenky, Checoslovaquia-Suiza-GB-RFA, 1988), opus número 22 de Svankmajer pero apenas su primer largometraje de los seis que ha dirigido hasta el momento (Macabro 2010 tiene, de hecho, programados todos sus filmes a excepción del sexto, que acaba de ser terminado y será estrenado en la República Checa hasta finales de este año).
No sé si Alicia sea la mejor adaptación existente del seminal libro proto-surrealista Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas (1865) pero, en todo caso, yo confieso no haber visto una más imaginativa. Por supuesto, tratándose no sólo de una mera adaptación fílmica del citado libro sino de una película de Svankmajer -es decir, un filme de autor- esta Alicia en particular le pertenece no sólo a Lewis Carroll sino al propio cineasta checo, que llevó sus obsesiones personales a extremos inquietantes.
Combinando la animación cuadro-por-cuadro con la acción viva (Alicia es interpretada por la niña de grandes ojos Kristýna Kohoutová) Svankmajer es fiel, en líneas generales, a la historia de Lewis Carroll aunque tanto la puesta en imágenes como algunos detalles "menores", atmosféricos, nos indican que lo que estamos viendo no es, precisamente, un filme para niños. De hecho, los créditos iniciales nos lo advierten: el filme está "inspirado" en Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas y "es una película hecha para niños... quizás". Después de este anuncio, viene el sabio consejo: "debes cerrar los ojos porque, de otra manera, no verás nada". Es decir, hay que cerrar los ojos para soñar, pues lo que veremos a continuación es un delirante sueño de Svankmajer... O, si se quiere, una pesadilla.
Esta vez Alicia no sigue al conejo blanco a su madriguera, sino que ve a un conejo relleno de aserrín que corre y se sube al cajón de una mesa que se encuentra enmedio de la nada. En ese mismo cajón "cae" Alicia hacia un país no tanto de maravillas sino de horrores: un universo oscuro, decadente y peligroso en el que la niña -que cuando se encoje se convierte en una siniestra muñeca animada cuadro-por-cuadro- es atacada por criaturas esqueléticas salidas de un grabado de Liceti, es apedreada por el propio conejo blanco que se la pasa todo el filme preocupado porque se le sale el aserrín, es atosigada por el exasperante Sombrerero Loco y una inválida Liebre de Marzo, es agredida por unos fálicos gusanos/calcetines que salen del suelo y, por supuesto, es condenada a la decapitación por la totalitaria Reina de Corazones. En el enfermo mundo de Svankmajer una lata puede estar llena de cucarachas, otra puede guardar un pedazo de carne con vida propia, los flamingos con los que Alicia quiere jugar criquet se convierten en gallinas buñuelianas y el juicio de la niña ya está escrito de antemano, como si se tratara de cualquier comparacencia legal ante Papito Stalin o ante los Juveniles Hermanos Castro.
En cuanto a la puesta en imágenes se refiere, la animación stop-motion de Svankmajer echa mano virtuosamente de objetos comunes, juguetes decimonónicos o simples marionetas de madera, y los alterna con la actriz infantil que encarna a Alicia, quien interrumpe continuamente la cinta, pues todos los diálogos del filme son dichos por ella en big close-up de su boca. Aunque se entiende el sentido de esta elección de Svankmajer -la "recitación" de los diálogos por parte de la niña da un sentido de distanciamiento, de letanía, de ritual-, también es cierto que el filme tropieza cada vez que aparece la boca de Alicia contándonos la historia.
También es indudable, por lo menos para mí, que Svankmajer sacrifica la fluidez de la narrativa visual por su engolosinamiento por las excentricidades, como en la exasperante escena en la que Alicia se sienta a la mesa con La Liebre de Marzo y el Sombrerero Loco. Pero, bueno, Svankmajer exaspera en el buen sentido del término. Para el malo, vea la adaptación timburtonesca. O, mejor dicho, no la vea.
Alicia se exhibe hoy en la Cineteca Nacional a las 18:45 horas.
Comentarios
Ah, pos a buscarla. Tengo que limpiar mis entrañas de esa basura de Burton.
Saludos!
Pues aquí igual o peor y por Ingmar Bergman juro que a la semana de cambiar nuestro servicio a la CFE "de clase mundial" (anuncio en Cinepolis) estuvimos tres dias sin luz. Cuando se dignó pasar el técnico por supuesto que pidió su mordida para reinstalar el servicio. Sigan votando por el PAN...
Ojo: Sí, también en el 22 la han pasado, si mal no recuerdo.
Pues yo no sé. Sólo me pareció que comentaban que con varios cortos se hace un largo y otras cosas.