Hambre
El día de hoy a las 12 horas día, en el Cinematógrafo del Chopo y dentro de Macabro 2010, se exhibirá Hambre (México, 2010), cortometraje de 13 minutos dirigido a cuatro manos por Agustín Galván y Christian Cueva. El corto forma parte del programa "Caníbales, Psicópatas, Monstruos y otras Linduras" y será exhibido junto a otro cortometraje nacional, dos uruguayos y cuatro españoles. No he visto ninguno de los otros mini-filmes pero sí el de Cueva/Galván que, más allá de mi conflicto de intereses -Agustín es un buen amigo mío-, considero una sólida muestra nacional del cine de zombies y/o post-apocalíptico.
Lo notable de Hambre, más allá de su competente realización, es la seguridad con la que los realizadores ejecutan la vieja premisa del género zombiesco/post-apocalíptico: ¿qué hacen un pequeño grupo de sobrevivientes cuando los víveres se han agotado y los zombies/infectados acechan en cualquier esquina de la ciudad? El hambre es canija, ya lo sabemos, y los seis personajes de Hambre lo saben aún mejor. Ya ni siquiera discuten mucho si hay que llegarle al canibalismo; lo que les preocupa es si cocinan a la víctima o se la comen cruda.
Galván y Cueva no se engolosinan con el gore -aunque a alguien le parten la cabeza casi dentro del encuadre, faltaba más- sino que optan por una puesta en imágenes al servicio de una idea, un concepto, cuyas raíces están en los orígenes del género fílmico y más aún en la literatura, especialmente en la clásica novela Soy Leyenda, de Richard Matheson, tan mal adaptada una y otra vez. Y es que después de que te has convertido en eso que tanto temes y tanto odias, ¿qué te queda por hacer?, ¿qué razón tienes para vivir? ¿La pura hambre?
PS. Otra reseña más extensa de Hambre, aquí, escrita por Aarón Soto.
Lo notable de Hambre, más allá de su competente realización, es la seguridad con la que los realizadores ejecutan la vieja premisa del género zombiesco/post-apocalíptico: ¿qué hacen un pequeño grupo de sobrevivientes cuando los víveres se han agotado y los zombies/infectados acechan en cualquier esquina de la ciudad? El hambre es canija, ya lo sabemos, y los seis personajes de Hambre lo saben aún mejor. Ya ni siquiera discuten mucho si hay que llegarle al canibalismo; lo que les preocupa es si cocinan a la víctima o se la comen cruda.
Galván y Cueva no se engolosinan con el gore -aunque a alguien le parten la cabeza casi dentro del encuadre, faltaba más- sino que optan por una puesta en imágenes al servicio de una idea, un concepto, cuyas raíces están en los orígenes del género fílmico y más aún en la literatura, especialmente en la clásica novela Soy Leyenda, de Richard Matheson, tan mal adaptada una y otra vez. Y es que después de que te has convertido en eso que tanto temes y tanto odias, ¿qué te queda por hacer?, ¿qué razón tienes para vivir? ¿La pura hambre?
PS. Otra reseña más extensa de Hambre, aquí, escrita por Aarón Soto.
Comentarios
Sr. Agustín, no sea envidioso y ¿en que otro lado se puede ver? (sino pues me espero a septiembre que lo vuelven a pasar)
-"No me agradezcas", le dije, "a lo mejor tu próxima película no me gusta y escribo una reseña muy negativa".
Y el me contesto, muy sonriente:
-"¿Y quién dice que voy hacer otra película? Por lo pronto, voy a disfrutar que ha sido bien recibida en todas partes. Se siente bien".
Tenía razón. Así que, por lo pronto, hay que celebrar y sentirse bien.
Jorge