DOCSDF 2008/II y último
Good Copy Bad Copy (Dinamarca, 2007), de Andreas Johnsen, Ralf Christensen y Henrik Moltke. Hace ya varios años, en un reportaje que hicieron en el Primera Fila de REFORMA, la que luego sería mi editora me preguntaba acerca de la ya entonces invencible piratería callejera de estrenos y clásicos fílmicos mundiales. Recuerdo haberle contestado que eso, en realidad, era nada comparado con el reto que se iba a enfrentar Hollywood y la industria musical en los años por venir, en la medida que la red se extendiera cada vez más.
No es difícil explicar las razones de la piratería callejera: se trata de ganar dinero y ya. La lógica es económica -y, por supuesto, delincuencial. Es un poco más complicado explicar la piratería en la red: a veces, ahí nadie gana nada, económicamente hablando.
Se trata, más bien, de otro fenómeno. El admirador de, digamos, Carl Dreyer, que posee en su videoteca buena parte de la obra del cineasta danés, sube a la red sus películas no para ganar un centavo sino para compartir su entusiasmo con alguien más. Lo que persigue este hipotético admirador dreyeriano o el que se molesta en subir a la red los filmes que Chaplin hizo para Sennet o el que edita alguna escena de Tin-Tan en El Rey del Barrio (Martínez Solares, 1950) para dejarla en youtube no tiene nada que ver con el interés económico. Su entusiasmo y amor por lo que piratea es genuino... Lo que no exenta que, bajo las leyes de varios países, muchas de estas actividades sean ilegales.
En Good Copy Bad Copy, documental danés -pero hablado en inglés- de una hora de duración, se tratan este tipo de casos: la ilegalidad del más creativo sampling -a través del caso paradigmático de Danger Mouse y su juego con el disco blanco de The Beatles-, el punto de vista de la MPAA hollywoodense y su amenaza a la industria fílmica -a partir de una larga entrevista con el ejecutivo Dan Glickman-, el fallido intento de prohibición de PirateBay.com en Suecia, lo que provocó una fuerte reacción social en contra -"¿qué se creen los estadounidenses para decirnos lo que debemos hacer en la red?"- y que terminaría hasta en la creación ¡del Partido Pirata sueco!, además de varias entrevistas con académicos, ejecutivos, creadores y, por supuesto, corsarios de todo el mundo (rusos, brasileños, nigerianos...).
El resultado es un documental valioso, bien informado y provocador, que cuestiona la validez y alcance de los derechos intelectuales y la avidez económica de las megacorporaciones musical y fílmica. No diré que todas las argumentaciones son convincentes, pero sí, por lo menos, discutibles. Y para que nadie acuse a estos cineastas daneses de ser incoherentes, su filme está disponible de manera gratuita en la red, aquí.
Good Copy Bad Copy se exhibe hoy en el DOCSDF 2008 en Jaima Plaza Río de Janeiro a las 22.15 horas.
PS. Otra recomendación para hoy: la magnífica función doble en la Sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario de Niños Fidencio: de Roma a Espinazo (a las 18 horas) y Los Últimos Héroes de la Península (a las ocho de la noche), ya revisados por un servidor en este mismo blog.
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