Arráncame la Vida
Una aclaración no pedida pero necesaria: nunca leí Arráncame la Vida, el best-seller femenino/feminista de Ángeles Mastretta. Intenté leerlo allá, por los 80, en primera edición, pero se me cayó de las manos y desistí de seguir leyéndolo. Cosa rara, he de decir, porque en aquella época tenía la insensata costumbre de terminar todo libro que había empezado (ahora no: mi paciencia ha ido disminuyendo con los años: señal de vejez, sin duda).
La aclaración es importante porque, acaso, las razones del fracaso de la de todos modos muy visible Arráncame la Vida (México, 2008) están en la fuente original y no tanto en la dirección poco inspirada de un reaparecido Roberto Sneider (Dos Crímenes, 1995) o en el fatal casting de una Ana Claudia Talancón disparejísima. Sin embargo, esta suposición mía se quedará en eso, en mera suposición, porque ahora, después de haber visto la película, menos ganas me quedaron de volver al libro.
La trama cuenta el largo camino existencial, desde inicios de los 30 hasta fines de los 40 del siglo pasado, que sigue la clasemediera niña-bien poblana Catalina Guzmán (Talancón) quien, de trofeo/mujer del carismático y atrabiliario general robolucionario Andrés Ascencio (Daniel Giménez Cacho comiéndose la película), termina convertida en una suerte de Scarlet O’Hara de los pobres, con todo y encuadre casi calcado del fin de la primera parte de Lo que el Viento se Llevó (Fleming, 1939).
El problema central –insisto, desconozco si está en la fuente original, la novela de Mastretta- es que el personaje del general Andrés Ascencio –supuestamente basado en el cacique poblano Maximino Ávila Camacho, hermano incómodo del Presidente Manuel Ávila Camacho (1940-46)- es, de lejos, mucho más interesante que todos los que lo rodean. Este cínico padre-de-la-patria priísta que habla de progreso, construye presas y hace negocios por aquí y por allá forrándose de lana, siempre ve de frente para mentir mejor y sin parpadear, mastica su puro con viril fruición, habla a grito pelón y nunca se anda por las ramas.
El Ascencio de Giménez Cacho aplasta a todos los demás, sea al buenazo de su compadre “el Gordo” (Guillermo Gil encarnando a Manuel Ávila Camacho), sea al carita músico nacionalista/izquierdoso bueno-para-nada Carlos Vives (José María de Tavira), sea al untuoso licenciadillo Cienfuegos (Julio Bracho cual juvenil Miguel Alemán), sea a su propia esposa Catalina -¡que se supone es la protagonista del filme!- y cuyos problemas personales –que si el marido la engaña con media Puebla, que si el tipo le trae los hijos que tenía regados por ahí, que si la aburrida mujer se consigue un amante, que si los dos se meten entre las patas de los caballos de mi general Ascencio- se sienten tan insignificantes, tan ñoños, frente a la fascinante crónica de un sistema político en plena formación: el descarnado autoritarismo priísta que gobernaría a este país durante más de 70 años –o hasta más, pues en la mayor parte del país el partidazo sigue tan campante y las prácticas patrimonialistas de los tricolores han sido adoptadas/mejoradas por panistas y perredistas con singular entusiasmo.
De hecho, cuando Giménez Cacho sale de la escena –por ejemplo, cuando Talancón empieza a babosear con su amante director de orquesta-, la cinta empieza a hacer agua, porque ni los problemas de Catalina ni la actuación de Talancón representan un contraste adecuado frente a los tejes y manejes políticos/gangsteriles de Ascencio o frente a la recia personalidad de Giménez Cacho. Al final, lo que queda es un decente melodrama de época bien producido –el filme costó, tengo entendido, más de 60 millones de pesos-, bien actuado por Giménez Cacho y con una interesante historia política que se queda en las orillas, pues la inepta trama de una convencional women’s picture termina, por desgracia, ocupando el vacío centro de la película.
La aclaración es importante porque, acaso, las razones del fracaso de la de todos modos muy visible Arráncame la Vida (México, 2008) están en la fuente original y no tanto en la dirección poco inspirada de un reaparecido Roberto Sneider (Dos Crímenes, 1995) o en el fatal casting de una Ana Claudia Talancón disparejísima. Sin embargo, esta suposición mía se quedará en eso, en mera suposición, porque ahora, después de haber visto la película, menos ganas me quedaron de volver al libro.
La trama cuenta el largo camino existencial, desde inicios de los 30 hasta fines de los 40 del siglo pasado, que sigue la clasemediera niña-bien poblana Catalina Guzmán (Talancón) quien, de trofeo/mujer del carismático y atrabiliario general robolucionario Andrés Ascencio (Daniel Giménez Cacho comiéndose la película), termina convertida en una suerte de Scarlet O’Hara de los pobres, con todo y encuadre casi calcado del fin de la primera parte de Lo que el Viento se Llevó (Fleming, 1939).
El problema central –insisto, desconozco si está en la fuente original, la novela de Mastretta- es que el personaje del general Andrés Ascencio –supuestamente basado en el cacique poblano Maximino Ávila Camacho, hermano incómodo del Presidente Manuel Ávila Camacho (1940-46)- es, de lejos, mucho más interesante que todos los que lo rodean. Este cínico padre-de-la-patria priísta que habla de progreso, construye presas y hace negocios por aquí y por allá forrándose de lana, siempre ve de frente para mentir mejor y sin parpadear, mastica su puro con viril fruición, habla a grito pelón y nunca se anda por las ramas.
El Ascencio de Giménez Cacho aplasta a todos los demás, sea al buenazo de su compadre “el Gordo” (Guillermo Gil encarnando a Manuel Ávila Camacho), sea al carita músico nacionalista/izquierdoso bueno-para-nada Carlos Vives (José María de Tavira), sea al untuoso licenciadillo Cienfuegos (Julio Bracho cual juvenil Miguel Alemán), sea a su propia esposa Catalina -¡que se supone es la protagonista del filme!- y cuyos problemas personales –que si el marido la engaña con media Puebla, que si el tipo le trae los hijos que tenía regados por ahí, que si la aburrida mujer se consigue un amante, que si los dos se meten entre las patas de los caballos de mi general Ascencio- se sienten tan insignificantes, tan ñoños, frente a la fascinante crónica de un sistema político en plena formación: el descarnado autoritarismo priísta que gobernaría a este país durante más de 70 años –o hasta más, pues en la mayor parte del país el partidazo sigue tan campante y las prácticas patrimonialistas de los tricolores han sido adoptadas/mejoradas por panistas y perredistas con singular entusiasmo.
De hecho, cuando Giménez Cacho sale de la escena –por ejemplo, cuando Talancón empieza a babosear con su amante director de orquesta-, la cinta empieza a hacer agua, porque ni los problemas de Catalina ni la actuación de Talancón representan un contraste adecuado frente a los tejes y manejes políticos/gangsteriles de Ascencio o frente a la recia personalidad de Giménez Cacho. Al final, lo que queda es un decente melodrama de época bien producido –el filme costó, tengo entendido, más de 60 millones de pesos-, bien actuado por Giménez Cacho y con una interesante historia política que se queda en las orillas, pues la inepta trama de una convencional women’s picture termina, por desgracia, ocupando el vacío centro de la película.
Comentarios
A mí esta cosa de Arráncamela, ya me dio una hueva tremenda, pero soy snob así que iré a verla por "deber cultural". Puagh.
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Cambiando a temas más, infinitamente más felices, Los extraños se estrena el viernes!! WOW.
Creo que Carlos Bonfil tiene mucha razon en llamarla una cinta clave.
Joel: A mi esposa le gustó a secas... Especialmente Giménez Cacho, con todo y sus desplantes machistas/atrabiliarios. Mujeres...
Carlos: Pues creo que sí. Ojalá que sea un éxito de taquilla. En serio: por lo menos desde aquí no le deseamos el fracaso económico a nadie. Si Sneider y compañía logran un éxito taquillero eso puede inclinarlos a hacer más cine.
Tyler: Pues la idea no es aconsejar que no la vean... Ahora sí que cada quien.
Ya me llevado varios fiascos como Amores Perros, Perfume de Violetas, Piedras Verdes y cientos mas...
Pero bueno, el libro estaba narrado en primera persona, así que con todo el meollo político y bla, Catalina no deja de ser la protagonista. Quizás ese sea el problema del film (es mera suposición, no pienso ir a verla). A menos que también sea en primera persona y siga teniendo los problemas que dices.
Contrario a la crítica, creo que Daniel Giménez Cacho es el gran fracaso de la película, como lo leí en algún lado: actua bien, pero esta mal dirigido; y en el guión su personaje está desdibujadísimo. Supuestamente estamos ante un ijo e uta (así está plasmado en la novela), pero en la película es un machito de barrio -un Tovar en Principio y Fin o El callejón de los milagros- pero con traje de militar... y encima Tovar es mucho más gracioso.
Juan Carlos Romero: Puede ser que, en efecto, el texto no dé para más. O la adaptación del mismo, en todo caso.
Tomasinjaja: Ah, interesante. Al parecer, el tema es tratado entonces con más pertinencia en la novela. El asunto es que el filme es más una women's picture y no una particularmente lograda o original (no tendría nada de malo que fuera una women's picture, por cierto). El trabajo de Giménez Cacho es uno que atrae, para bien y para mal, la atención. Acaso en este filme haya sido para mal, porque desbalancea la historia de Catalina que, se supone, es lo importante. Eso sí: es el tipo de trabajos interpretativos que ganan Arieles. Y esta es mi apuesta para el Ariel 2009.
Josafat: Una cinta correcta, bien realizada en general, acaso demasiado fría para mi gusto. Igual la vi hace tanto tiempo que, honestamente, no sé que opine ahora si la vuelvo a ver.
Si a Diezmartinez se le pega la gana inferir algo AUNQUE no lo haya leído está en todo su derecho. Faltaba menos.
Y pues si la adaptación fue "sesgada" y "mal hecha", no hay a quién más culpar que a la Mastretta que ha repetido hasta el cansancio que "esta película es mejor que mi novela" y "esta película es perfecta". Un caso insólito en que el ego del novelista permea y logra el control sobre la totalidad de la película.
Carajo.
Ahora bien, lo que dices sobre Mastretta es cierto: ella participó en la adaptación de la cinta. Así que tiene responsabilidad no sólo por la fuente original, sino por el guión mismo (o argumento), hasta donde sé.
Y si hablamos de mujeres frente a la cinta, a la mía le divirtió el Daniel Giménez Cacho. Y odio a la bobalicona Talancón. Sólo que al final dijo que le hubiera gustado más que fuera una comedia robolucionaria que una pseudo-historia de amor y contra el sistema.
Y es interesante que sea la "película más cara" de la historia del cine en México, cualquier cosa que eso signifique ¿Si no recauda ni lo que dicen que costó, qué? ¿Se hunde la "industria" o de plano se acaba la "mafia" o simplemente comienzan a gastar menos y a proponer más?
Oh... La respuesta.
Es cuestión de picarle un poco (sin albur) y ampliar el panorama fuera de esas "mafias" actorales que menciona Duende.
Pero sí, Silvia Pinal hubiera estado estupenda en esto...hace medio siglo.
En cuanto a lo que dices de las actrices, es cierto. Si la cinta se vende como la más cara en la historia del cine mexicano, tiene que tener caras conocidas. No se van a arriesgar a colocar a una actriz que nadie conoce... Aunque, curiosamente, en Lo que el Viento se Llevó -basado en un bestseller femenino también con trasfondo histórico- el Hollywood de la época se arriesgó contratando una actriz desconocida en el cine americano como era Vivien Leigh. Y, más recientemente, en la cinta de espionaje de Ang Lee, también la protagonista era una debutante.
Duende: Mi esposa no odió a la Talancón. Pero sí la calificó como apagada al lado del personaje/actor Ascencio/Giménez Cacho.
Tengo todo el derecho a discernir con sus críticas, Diezmartínez será un crítico profesional pero no es un totem.
Yo no chinge a Diezmartínez, tan es así que él nunca me remilgó, usted está a flor de piel y todo le hiere. Y sí, Ángeles Mastretta ha dicho blablabla y blebleble sobre la película... pero la narradora no es crítica de cine, y no hay que ser ingenuos, lo que dice es mera publicidad. Sí, participó en la elaboración del guión, lo cual no es garantía de nada, lo suyo es la narrativa, no el guionismo. No sería la primera vez que un narrador se inmiscuye en una adaptación y se siente satisfecho de ella por más que alla sido un fracaso. Carrière decía que consultó frecuentemente a Kundera en la adaptación de La insoportable levedad del ser, éste decía que le había encantado la película... la cinta era bastante pobre.
(Y nomás pa' calar la censura:
¡******** a su ****** *****!)
Saludos!
Pero que recuerde haber aplaudido con gusto recientemente en algún festival... Pues con Los Ladrones Viejos, con Párpados Azules, con las dos películas de Eimbcke, con Contra la Pared...
En corridas comerciales, en México, son pocas las veces en las que la gente aplaude. En la premiere de Los Simpons a la que asistí, sí, por cierto, aplaudió de buena gana la gente.
En Estados Unidos es mucho más común y no sólo con los filmes de Indiana Jones, Batman o James Bond. Recuerdo una tarde en Phoenix, al ver Eyes Wide Shut en un repleto cine comercial de un mall, en el día del estreno en USA, que la gente, al finalizar el filme, se soltó aplaudiendo con fervor inusitado. Claro, era Kubrick y eso hasta el americano promedio lo sabía.
Una aclaración no pedida: yo leí la novela hace mucho; pero ni entonces ni ahora viendo la película, me pereció una historia femenino/feminista. Para mi, siempre fue la Apología de Andrés Ascencio [es más, poniéndome chocosa diría que ese mote femenino/feminista se lo endosaron después, como para hacerlo más "modern"]. Con el libro, me divertí y le encontré gracia, me pareció fresco y cero pretencioso... pero de ahí a ser una gran novela, jamás lo creí. Y partiendo del tipo de libro, pienso que la película -en mi humilde y descalificada opinión-, mantiene ese nivel de simpleza, pero despojada de la gracia que la lectura porducía.
SPOILER. Y como en el libro, en la película, todo gira, más allá de la pretensiones dizque liberadoras de Catalina, alrededor del General; muerto Andrés, fin del libro y fin de la película.
Saludos
Y en mi casa luego si le ando aplaudiendo al dvd, es que también estoy loquito.
Marichuy, o sea que como dicen: "muerto el perro se acabó la rabia"?
Saludos
Jejeje.
Es bastante molesto que no se respete la calificación que el crítico que escribe en la reseña para la sección.
¿Me explico? Le das 2.5 estrellas y media a Los extraños, y porque el "promedio" con reseñas que nadie lee les sale 1.5, eso le ponen.
Eso sí encanija.
Gracias.
Taquero: yo me he sorprendido aplaudiendo frente a mi tele por una cinta vista en DVD. Y no estoy chavo... ¿entonces, loquito?
Daniela: Yo no aplaudí en Ratatouille. Supongo que porque la vi con mi hija y no quería darle otra razón para avergonzarse de su padre.
Shhhhhhhhhhhhhhhh.
Y a ese crítico yo lo leí. "Mejor lee un libro", esa "calificación" provocó que le mandara una insultante carta al muy hijo de p*ta.