Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLXXXV
Sangre de mi sangre (Sangue del mio sangue, Italia-Francia-Suiza, 2015), de Marco Bellocchio. El incansable Bellocchio nos presenta dos relatos ubicados en el mismo pueblo, en el mismo sitio, separados por varios siglos de distancia. En el primero, una monja es castigada por haber vuelto loco de amor a un sacerdote en el siglo XVII; en el segundo, en la época contemporánea, el convento del primer relato -años después transformado en prisión- es ahora el refugio de un anciano aristócrata que solo sale por las noches. De la meditación sobre el poder de la pasión carnal en una sociedad represiva/reprimida a la regocijante sátira del mundo de hoy, dominado por el dinero... ¡y las méndigas facturas! Una encantadora cinta retrógrada que podría haber sido firmada -por lo menos en algunos momentos- por Luis Buñuel. (***)
Mujer Maravilla (Wonder Woman, EU, 2017), de Patty Jenkins. La presentación super-heroica de la Mujer Maravilla sufre de los mismos vicios de las cintas similares del universo de los DC-Comics (choros nolanianos al por mayor, ralenti zacksnyderiano usado 300 veces, un exceso de solemnidad) pero tiene a su favor algunos momentos afortunados -la llegada de la Mujer Maravilla a Londres, la por desgracia cortísima escena del pub-, un espléndido reparto secundario y la magnética presencia de Gal Gadot en el papel principal. Mi reseña in extenso aquí mismo en esta semana. (**)
La estudiante y el Sr. Henri (L'etudiante et Monsieur Henri, Francia, 2015), de Iván Calbérac. Una agradable comedia de
pareja/dispareja y de crecimiento y maduración juvenil. Un anciano gruñón (el
veteranísimo Claude Brasseur) le renta un cuarto de su departamento parisino a
una guapísima pero fracasada jovencita provinciana que quiere entrar a la
Universidad. Como la muchacha no tienen ni un euro en que caerse muerta, acepta
el malévolo trato del viejo: tratar de conquistar al hijo de él para que se
separe de la nuera ñoña y católica que el Henri del título no soporta. La
comedia es todo lo previsible y elemental que uno podría esperar. Un simpático palomazo para el fin de semana y nada más. (* 1/2)
Comentarios