El evangelio del 2015 según... Miguel Cane/IX
El colega Miguel Cane ha compartido su top-10 comentado, como sigue:
1.- 45 Years (Andrew Haigh)
La dolorosa y sutil vivisección
que hace Haigh (Weekend) a los cinco días previos a la
celebración
del cuarenta y cinco aniversario de bodas de Kate y Geoff Mercer (la formidable
mancuerna de Charlotte Rampling y Tom Courtenay) es el eje y razón
de ser de una de las mejores cintas no sólo del año,
sino de la década:
cuando los Mercer reciben notificación de que en un
glaciar en los alpes suizos aparece el cuerpo, perfectamente preservado, de una
antigua novia del marido — que desapareció años
antes de que conociera a su consorte—, un tropel de
fantasmas invisibles se manifiesta en su hogar y en su vida cotidiana, trastornándola
de modo irreparable. Una auténtica fábula de horror gótico
(en el más
estricto sentido de la regla: el pasado vuelve al presente para amenazar el
porvenir con su larga sombra), con implicaciones posmodernas y una delicadeza
en su trazo y ejecución, 45 Years es un filme adulto,
hecho por y para adultos: la Rampling es una auténtica fuerza de la
naturaleza en su interpretación y no sería imposible que
obtuviera una nominación al Oscar. Portento de contención
y presencia, brinda la coronación de una carrera de cinco décadas
en un trabajo actoral impecable.
2.- The Lobster (Yorgos Lanthimos)
Después de ese brutal
debut que fuera Kynodontas, era de esperarse que Lanthimos siguiera
explorando el universo aberrante que ha cultivado, pero nadie habría
imaginado que su primera cinta internacional sería una comedia romántica
de Wes Anderson influida por Roman Polanski, que si bien se mantiene fiel al
estilo del autor, no está exenta de algunos
elementos del género, filtrados por una óptica
muy particular. En un universo paralelo, la pareja es el estatus social
compulsorio: quien no se ajuste a la norma es enviado a la fuerza a residir en
un suntuoso hotel — ecos de El año
pasado en Marienbad — donde tiene un
tiempo limitado para “emparejarse” (el
amor no cuenta tanto como la compatibilidad) o de lo contrario, será transformado
en un animal de su elección, por el resto de su vida. Así es
como se conoce a David (Colin Farrell, en su mejor trabajo en años),
un miope y blandengue “Godínez” que
es enviado a este hotel y se ve involucrado tanto en una revolución,
como en un romance insólito con una mujer extraordinaria
(Rachel Weisz). Una cinta que lo mismo enternece y perturba profundamente.
3.- Carol (Todd Haynes)
Es bien sabido que Haynes es un
cineasta obsesionado con el glamour de una época que ya no
existe y que en cierta forma, ha buscado — en
su trabajo reciente— reproducir un
estilo reminiscente de los women’s
films
de los 40 y 50 (Douglas Sirk, George Cukor, et al) filtrado a través
de su propia sensibilidad y los temas que le interesan hoy día.
Así,
su último
filme, Carol — basado
en una novela de Patricia Highsmith, donde la sordidez es reemplazada por la
tensión
romántica
— podría
conformar una trilogía con Far from Heaven (2002) y
la colosal miniserie Mildred Pierce (2011). Cate Blanchett y Rooney Mara
son una pareja sólida y radiante de carisma (¡y
esa ropa!) en una historia de “amor prohibido” que
revela varias capas de la condición femenina en un
lugar y tiempo específicos. El elenco funciona de maravilla
e inclusive, en un personaje antipático, Kyle Chandler
está muy
bien. Mezcla de nostalgia y avant-garde es un filme tan idiosincrásico
como bellísimo.
4.- Ingrid Bergman
in Her Own Words (Stig Björkman)
En el centenario de la que fue, después
de la Garbo y la Davis la estrella de cine más célebre
de su tiempo, los hijos que tuvo — con
el cirujano Petter Lindström y el cineasta Roberto Rossellini,
incluyendo a Robertino (“el fruto del pecado”)
y la absolutamente fabulosa Isabella — le
rinden homenaje con una emotiva mirada a la mujer que existía
detrás
del mito: alegre, severa, inteligente, insegura, generosa, volátil:
Alicia Vikander presta su voz y perfecta dicción para leer
fragmentos de sus cartas personales y diarios, ilustrados estos pasajes con
escenas de películas domésticas —muchas
veces tomados por ella misma — que, sin prescindir
de la ternura, también dejan el asomo a manera de vestigio prístino
y contundente de su personalidad. Con apariciones de Sigourney Weaver (que,
afortunada, debutó en teatro
profesional bajo su tutela) y Liv Ullmann (de quien también
fue amiga entrañable) este documental (que no busca el
morbo como el más popular Amy), muestra los
entresijos de una manera de cine que ya no existe, de un mundo que ya se fue,
pero que en la presencia radiante de Santa Ingrid, de algún
modo permanece.
5.- Inside Out (Pete Docter, Ronaldo Del Carmen)
Posiblemente la mejor cinta de Pixar
desde Wall-E: la brillante idea de mostrar el proceso emocional de una
prepúber
con personajes animados, sirve para narrar una historia entrañable
y de engañosa
sencillez; el mensaje no está puesto con
calzador, por el contrario, se trata con sutileza y compasión
el paso de la infancia a la madurez, recordándonos que, si bien
la alegría
es lo que nos hace ser quienes somos, la tristeza es lo que nos hace crecer.
Una verdadera joya, y no sólo para niños.
6.- Carmín
Tropical
(Rigoberto Pérezcano)
Bella y discreta, con una extraña
melancolía
en su ser, Mabel (José Pescina) es una
joven muxe que regresa a Juchitán, a tratar de
resolver la misteriosa muerte de su mejor amiga. Lo que parecería
un thriller convencional, en manos de Pérezcano se vuelve
algo sumamente original; un alucinante e inquietante viaje de los sentidos, por
distintos recovecos de la oscuridad del alma. Escrita con maestría
y con un ritmo que evoca a Hitchcock y Carpenter, Carmín
Tropical
es una de las cintas de género más sobrias y
elegantes que se han realizado en México: sin caer en
lugares comunes y con una mano firme, y todas las referencias correctas, Pérezcano
se perfila como uno de los cineastas más logrados y
brillantes de su generación.
7.- Darling (Mickey Keating)
Una joven tímida, cortés
y virginal a la que sólo conocemos como “Darling”,
ataviada con un muy chic vestidito negro, se queda sola en un
apartamento antiguo en el mejor barrio de Manhattan y comienza a tener una
extraña
experiencia. ¿Es esto un colapso mental? ¿Un
remake de Repulsión? No. Se trata de una cinta de ultra-low-budget
en la que Keating, a quien nada de lo horripilante le es ajeno (véase
sus filmes anteriores, Ritual y Pod), se interna en los bosques
de Bergman (o bien, en los apartamentos de Polanski) de la mano de su valerosa
actriz Lauren Ashley Carter — con un cameo
extendido de lo que queda aún de Sean Young — y
somete al espectador a una angustiosa, hipnótica y atmosférica
sesión
de horror inexplicable. Con una ambientación muy inspirada en
los años
60 y filmada totalmente en glorioso blanco y negro, y nunca desmerece en su
homenaje.
8.- High Rise (Ben Wheatley)
A partir de una novela de J.G.
Ballard, Wheatley — que desde Kill
List se ha colocado como uno de los más destacados
cineastas británicos, con una especialidad en temas “extraños” — explora
una década
de los 70 en un universo ligeramente diferente y a través
de este prisma muestra la caída de un ser humano promedio, en este
caso un médico
taciturno (Tom Hiddleston), en las garras de una revolución
—¿o
será de-evolución?— que
se suscita al interior de un ultramoderno y supersofisticado rascacielos de
apartamentos, que al ser autosustentable se convierte en un microcosmos donde
la estructura de las clases sociales se colapsa y la anarquía
se torna rampante. Brutal, sin cortapisas y con el estilo visual único
que ha distinguido a Wheatley, esta ópera de horror y
violencia no es apta para pusilánimes.
9.- Spotlight (Thomas McCarthy)
El cine con consciencia social en
Hollywood parecía haber caído en desuso — ya
no están
Lumet ni Pakula, por ejemplo— y estar relegado a
las filas independientes hasta ahora que Thomas McCarthy (el mismo de Win/Win)
lo aborda, sin ninguna de las trazas de la pretenciosidad y mamonería
de David O. Russell, para contar la apasionante y tremenda historia del equipo
de periodistas investigadores del Boston Globe que en 2001 descubren la
conspiración
de la arquidiócesis local para ocultar una serie de
abusos sexuales de sacerdotes católicos contra
menores. Encabezado por un estupendo Mark Ruffalo, el reparto es sólido
y presenta una historia tan impactante como inmediata. McCarthy no hace
concesiones al tema y va duro: el resultado es una cinta memorable, fuerte,
sobria y sin superficialidades; a la manera de Todos los hombres del
presidente. Ya no las hacían
así,
y este retorno en forma es muy bienvenido.
10.- Queen of Earth (Alex Ross Perry)
Catherine (Elisabeth Moss) rompe con
su galán
y busca solaz y descanso en la casa campestre de su amiga Virginia (Katharine
Waterston). Lo que parecería ser el encuentro de dos amigas, se
revela como un estudio de la simbiosis, de la sutil manifestación
de la locura y tal vez, incluso, de la incursión de la maldad de
manera calculada en un territorio virgen, pero tremendamente fértil.
Con ecos de Persona y El Bebé de
Rosemary
muy presentes, aún si tiene una voz perfectamente clara
e individual, el cineasta indie Perry se atreve a retorcer géneros
y crear una cinta con personalidad múltiple, que provoca
una reacción
visceral, y muestra a dos espléndidas actrices dejarse llevar a un
territorio incógnito, del que sus personajes no
regresarán
ilesos.
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