Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLXXV
12 Años Esclavo (12 Years a Slave, EU-GB, 2013), de Steve McQueen. No es la mejor película nominada al Oscar 2014 pero sí la más "importante" y, además, consciente de su importancia. Por eso, ganará el Oscar a Mejor Película. Mi crítica en el Primera Fila de Reforma del viernes pasado.
El Sueño de Walt (Saving Mr. Banks, EU-GB-Australia, 2013), de John Lee Hancock. Otra cinta en la malhadada veta de "La Historia detrás del Mito" (copyright Televisón Azteca) al modo de Hitchcock, el Maestro del Suspenso (Gervasi, 2012). A decir verdad, El Sueño de Walt no es tan vergonzosamente fallida como la película sobre la filmación de Psicosis (Hitchcock, 1960), pero tampoco es abrumadoramente mejor. Este apenas palomero Oscar-bait narra cómo Disney (Tom Hanks) logró convencer a la hosca escritora australiana P. L. Travers (Emma Thompson) no solo de venderle los derechos de sus novelas para hacer la oscareada Mary Poppins (Stevenson, 1964) sino, además, cómo logró que la misántropa mujer accediera a que el filme fuera musical y, además, con segmentos animados. La verdad, es mejor ver los extras del DVD de aniversario de Mary Poppins y ni se diga volver a ver la película original, con sus pegajosísimas canciones en inglés.
Nebraska (Ídem, EU, 2013), de Alexander Payne. El sexto largometraje de Payne es un regreso a la buena forma -aunque no a la mejor posible- después de ese melodrama familiar tan menor -por lo menos para mí- que fue Los Descendientes (2011). En Nebraska estamos ante la afortunada fusión de por lo menos tres fórmulas hollwyoodenses -la road-movie por el interior profundo gringo, el melodrama paterno-filial y la comedia de costumbres-, toda ellas manejadas en un impávido tono narrativo que evita todo asomo de sentimentalismo. La fotografía en blanco y negro de Phedon Papamichael no deja descansar la pupila un solo instante.
La Mentira de Armstong (The Armstrong Lie, EU, 2013), de Alex Gibney. El más reciente largometraje documental del prolífico Gibney es el absorbente retrato de ese mentiroso compulsivo que fue -mejor dicho, es- el siete veces ganador del Tour de France, el tejano Lance Armstrong.
La película, originalmente, inició como un documental acerca del gran Armstrong, el hombre que regresó del retiro, casi a los 40 años de edad, para volver a la inhumana competencia del Tour de France como una señal del orgullo y desafío. Acusado (dizque injustamente) de haberse dopado en todos y cada uno de sus siete triunfos, este admirado/admirable vencedor del cáncer regresó a la palestra como una manera de demostrarle a sus críticos que él, sin necesidad de haber tomado ningún chocho, podía ganar nuevamente y de forma limpia.
El asunto es que, en algún momento de la filmación del documental, a Armstrong se le vino el mundo encima: las pruebas de dopaje salieron a relucir, sus antigos compañeros de equipo lo delataron y él mismo, acaso ya cansado de vivir en esa "gran mentira", confiesa urbi et orbi, Ophra de por medio, que sí, ha competido dopado. Que sí, en cada uno de los siete triunfos del Tour de France se dopó. Que sí, que no pensaba en ese momento que estuviera haciendo algo malo -pero, ¿ahora sí lo cree o nomás nos está echando otro choro mareador?- y que sí, que todo mundo en el ciclismo se dopa. En ese momento, el documental de Gibney cambió de sentido y el cineasta -un fan más del propio Armstrong, como lo confiesa en off en algún momento de la película- decide usar el filme que estaba haciendo como una forma de expiación personal y, al mismo tiempo, como un intento de entender a ese deshonesto deportista que, de plano, "no soporta perder".
Aunque la película termina siendo demasiado extensa y, sin duda, algo repetitiva, logra mostrar de forma transparante la sociopática personalidad de Armstrong -ah, que buen político podría haber sido ese ciclista: con qué conviccción miente y vuelve a mentir- y la implacable lógica económica de todo el negocio del deporte profesional. Todos sospechaban -si no es que sabían- que Armstrong y quienes le rodeaban se dopaban, pero todo mundo miraba hacia otro lado porque el negocio era demasiado bueno para echarlo a perder. Y el público, por supuesto, igual: la historia de Armstrong era tan irresistible que ningún aficionado quería escuchar a las voces disidentes.
No sé gran cosa de ciclismo ni del Tour de France pero esta historia ya la vi. Por supuesto, me refiero al beisbol de McGwire, Sosa, Bonds, Clemens y, recientemente, Alex Rodríguez. Y como en el caso del beis, más allá de los crímenes y pecados de cada uno de los deportistas, hay otros culpables más que, ni siquiera, pagan con el descrédito. Pero así es este negocio. Y muchos otros más.
Comentarios
Con que no gane la de Peluca Americana Ernesto...
hey, por acá también vimos la del esclavo, misma que figuró en mi número 2 de películas preferidas del año pasado. También revisamos 'Las Brujas de Zugarramurdi', 'Dallas Buyers Club' así como 'Nebraska' de Alexander Payne.
Con respecto a esta última, que gusto da ver a este director retornar a este tipo de relatos, fuera ya de esa cosa horrenda que fue 'The Descendants'.
Me gusta como sabe retratar ese Estados Unidos desprovisto de todo el glamour hipster new yorkino y sin embargo, sabiendo dotar a sus historias y personajes, de un entrañable halo de simpatía y patetismo.
Bruce Dern está muy bien y June Squibb ni se diga. Para mi, se roba cada escena en la que sale.
Y de las Brujas... ay ay ay... todo arranca muy bien pero ese final -que se alarga hasta la nausea- echa por la borda todo. Digo, supongo que si es una historia de brujas, debería terminar con brujas haciendo maldades, pero a mi parecer, se desboca demasiado. Pero bueno, los primeros 40 o 50 minutos son bastante divertidos, acaso por eso valga la pena...
De 'Dallas Buyers Club' tengo que decir que la realización de la cinta es de lo mas convencional y simplón que puede haber, pero también es cierto que la película nunca aburre y McCounaghey lo hace realmente bien. Otra cosa que me llamó la atención es que había yo escuchado cosas horrendas de Jenifer Garner y no se me hizo tan desastrosa su participación. Digo, la Sra. de Affleck no es Meryl Streep pero tampoco está taaaan mal ¿o si?
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Por otro lado, en el interminable ciclo personal hemos estado ultra activos. Durante el fin de semana tuvimos chance de revisar 'Number 17', un pequeño blind spot que tenía por ahí de Hitchcock, 'Las Finanzas del Gran Duque', una divertida y ligera comedia de Murnau, sobre especulación financiera y enredos entre reinos, muy ad hoc para estos tiempos de Lobos y Amos del Universo. También vimos 'The Smiling Lieutenant' de Lubitsch, la cual es una gozada musical por donde se le vea, ese Maurice Chevalier era LA onda hecha persona, qué barbaro. Y Claudette Colbert ni se diga, qué gran pareja hacen ahí.
Finalmente también le hincamos el diente a 'Tartuffe' de Murnau. Me voló la cabeza. La historia es sencilla pero me gustó el uso de "película dentro de película" que despliega Murnau, así como cuando uno de sus personajes rompe la 4a pared. Supongo que en su momento debió ser bastante novedoso.
En fin, mucho cine estos días. Arrancamos con todo este 2014.
:)
Se me andaba olvidando que también vi 'La Strada' de Fellini.
Tengo que verla de nuevo. Me costó trabajo, no por aburrida o algo, sino por tanto castigo a la protagonista. Lo encontré excesivo.
Pero seguro yo estoy mal. Es un clasicazo de todos los tiempos, no puedo estar bien en esa apreciación...
:P
No, pos no. Regularzona. Y mi preferida para el Oscar sigue siendo Capitán Phillips.
¿Al rato tuiteamos la ceremonia?