Retrospectiva Leos Carax/I




Hacia la mitad de Holy Motors: Vidas Extrañas (Ídem, Francia-Alemania, 2012), quinto largometraje de Leos Carax, el proteico actor interpretado por Dennis Lavant dice que solamente puede continuar haciendo lo que hace por “la belleza del acto”. Pero, ¿a qué acto se refiere? Al acto de hacer cine, por supuesto. De vivir el cine. De hacer del cine una forma de vida.
La cinta inicia cuando un tal Monsieur Oscar (Lavant) sale de su casa, se sube a una enorme limusina blanca y es informada por su chofer-asistente Céline (Edith Scob, nada menos) que el día de hoy tiene nueve citas. La limusina blanca es más multifuncional que la similar que aparece en Cosmópolis (Cronenberg, 2012), pues dentro del auto Monsieur Oscar tiene un camerino con espejo incluido, un vasto juego de maquillaje e innumerables cajas en donde guarda toda la vestimenta que necesita para cumplir con su exhaustiva agenda.
Muy pronto nos daremos cuenta que esas nueve “citas” son, en realidad, nueve actuaciones/personificaciones ante un público que no vemos porque somos nosotros. Así, Monsieur Oscar será un banquero, un ser animado creado a través de la tecnología de la captura de movimiento, un monstruo que sale de las alcantarillas, un padre de familia que tiene una discusión con su hija adolescente, un virtuoso intérprete de acordeón, un asesino y su víctima, un anciano agonizante, un hombre que se encuentra con una amante extrañada, un padre de familia con una mujer y unas hijas muy monas, y ya no hay más cambios de personaje/personalidad porque en este momento la película se detiene, que no termina.
Holy Motors es, por supuesto, un vehículo de lucimiento del gran Dennis Lavant y, al mismo tiempo, un paseo-homenaje al cine, a sus géneros y a sus fórmulas por parte de Leos Carax, quien no tiene empacho en auto-citarse en más de ocasión.
De esta forma, de un thriller –el segmento del asesinato- pasamos a un melodrama familiar –la conversación padre/hija-; de un melancólico musical a la Jacques Démy –con Kylie Minogue incluida- a un episodio de horror surrealista –el gnomo pelirrojo que secuestra a Eva Mendes-; de un energético segmento musical –la interpretación de “Let My Baby Ride” filmada en tracking shot- a una suerte de versión sexosa de la ñoña cinta fantástica Avatar (Cameron, 2009).
Las citas de Monsieur Oscar son, de verdad, extenuantes. Casi tanto como seguirlas, hipnotizados por la imaginación desbordada de Carax y la energía irrefrenable de Lavant que resulta, por supuesto, todo un espectáculo. Y todo el espectáculo. De hecho, después de ver la energía que despliega en sus nueve -¿o diez?, ¿u once?- personajes en Holy Motors, sólo pude imaginarme dos actores que podrían haber hecho un trabajo similar: el joven James Cagney y el primer Jack Nicholson. Nadie más. 

Holy Motors se exhibe hoy en la Cineteca Nacional a las 21 horas, en la Retrospectiva Leos Carax, presentada dentro de Distrital 2013. 

Comentarios

Christian dijo…
De lo mejor que vi el año pasado.
Yo no recuerdo si la vi el año pasado o a inicios de este, pero sí, notable. Una verdadera carta de amor al cine pero con voz propia, no adueñándose u homenajeando nada ni a nadie.
Alvaro dijo…
Esta película a sido un triple deleite:
El primero: que a sido la carta de presentación de Léos Carax para mi.

El Segundo: disfrutar cada referencia, cada segmento que reta la capacidad de asombro de cualquiera.

y el tercero; verla con gente que no tiene ni idea de lo que esta viendo, sus reacciones y sufrimiento no tienen precio.
Alvaro: Hay que ver luego Los Amantes del Puente Nuevo. Creo que esta, al lado de Holy Motors, es lo mejor que ha hecho Carax.
Vlad dijo…
muy de acuerdo con los comentarios anteriores, de lo mejor del 2012...

No entendí un carajo, pero es excelente!
Vlad: Hay cosas que no tienen que ser entendidas. Holy Motors tiene mucho de eso.

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