Revisión del western/III




Hogueras de Pasión (Flame of Barbary Coast, EU,1945), entretenida crónica sobre el San Francisco de principios del siglo XX, ha sido rescatada por la Cineteca Nacional en su valiosa -aunque inevitablemente incompleta- revisión cinefílica del western que ha programado durante la primera mitad de septiembre.
“El Duke” Fergus Montana (John Wayne, llevando en su personaje el apodo con el cual sería reconocido el resto de su ineludible carrera) llega a la cosmopolita San Francisco a inicios del siglo pasado, proveniente de las montañas de... Montana –como su apellido lo indica, nada menos. El recio campesino visita el casino del inescrupuloso Tito Morell (Joseph Schildkrauk), se enamora de la cantante del lugar, Flackson (Ann Dvorak) –quien además es amante de Morell— y con la ayuda de ella hace caer las “casas” de todos los casinos de Barbary Coast. Finalmente, Morell lo reta a un duelo de naipes y le gana todo el dinero. El Duke –como lo haría Eddie Felson (Paul Newman) en El Audaz (Rossen, 1961)- regresará años después a San Francisco, convertido en un temible tallador. Empieza a desplumar a todos los casinos, construye el suyo propio y, por supuesto, lucha por el amor de Flackson frente a su archienemigo Morell. No obstante, el terremoto de 1906 terminará transformando a todos los personajes de este irresistible melodrama histórico escrito por Broden Chase, elegantemente fotografiado por Robert DeGrasse y dirigido con solvencia y buena mano por Joseph Kane, uno de tantos modestos pero eficaces cineastas que tenía bajo contrato la Republic Pictures.
Hogueras de Pasión es una entretenidísima cinta con un “Duke” en plena forma. Es por lo menos curiosa la transformación del personaje interpretado por Wayne: de ranchero ingenuo se convierte en cínico tahúr para luego terminar como valiente luchador social. La trama no tiene ningún problema en aceptar los sucesivos cambios del “Duke” y no cuestiona el hecho que el héroe haga trampas y asesine gente en mero afán de venganza. También es notable lo atractivo que resulta el villano: Tito Morell es un maloso que juega “fair-play”  y que a pesar de ser derrotado, él es quien se queda en San Francisco, pues “el Duke” se regresa con todo y dama joven a Montana. Es decir, el villano podrá haber sido vencido en una batalla, pero como él se queda en la ciudad, uno entiende que será uno de los reconstructores del destruido San Francisco: dicho de otra forma, él ganará la guerra. De hecho, el anticlimático epílogo es la mejor muestra que el guionista Chase y el director Kane no hallaban qué hacer con tan interesante villano bien interpretado por el oscuro actor secundario Joseph Schildrauk. Eso pasa cuando el maloso resulta más interesante que el héroe.

Hogueras de Pasión se exhibe hoy viernes en la Cineteca Nacional a las 19 horas.


Comentarios

Joel Meza dijo…
Tampoco la he visto y de hecho, no sabía que es en ésta donde obtuvo el famoso apodo.
Hace unos diez años fui por primera vez a San Francisco y me tocó ver, en un museo, una exhibición sobre el terremoto de 1906, con todo y maquetas incendiándose y una plataforma, en la que te parabas, simulando la sacudida. Muy impresionante ver cómo quedó la ciudad después de la tragedia pero más impresionante aún ver cómo la reconstruyeron quienes se quedaron. He vuelto varias veces a la ciudad y sigo pensando que es la ciudad más bonita de los Estados Unidos.

Por lo mismo, me gustan mucho las películas que ocurren en San Francisco. Buscaré ésta, para continuar redondeando las del admirado "Duke". ¿Habrá alguna que trate de la reconstrucción, de los Titos Morell que se fajaron y se aventaron el trompo a la uña?
Joel: No lo sé. Probablemente: los gringos rara vez desperdician momentos históricos como ese para hacer cine.

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