Cuéntamela otra vez/XXXI
Ante el estreno Juego de Niños (México-EU, 2012), remake de la cinta de culto ¿Quién Puede Matar a un Niño? (España, 1976), me di a la tarea de revisar la película española que está, en su versión completa, en youtube. La cinta es el segundo largometraje del uruguayo Narciso Ibáñez Serrador, quien antes y después de este filme presume una prolífica y larga carrera en la televisión española, especialmente en la teleserie de horror "Historias para no dormir".
¿Quién Puede Matar a un Niño? conserva intacta la fuerza de su provocación, contenida en la pregunta que le da título al filme. Una pareja británica, Tom y Evelyn (Lewis Fiander y Prunella Ransome), pasa sus vacaciones en Benahavis, muy cerca de la costa española del Mediterráneo. Como el pueblo es muy ruidoso -una fiesta está en pleno apogeo-, Tom decide llevar a su mujer, con seis meses de embarazo, a la ficticia Isla Almanzora, que se encuentra a cuatro horas de la costa. Cuando Tom y Evelyn llegan a la isla de marras, no ven a nadie, a no ser a unos niños jugando en el muelle. Los dos avanzan al centro de Almanzora sin encontrar un solo adulto: nadie en el bar abandonado, nadie en la tienda, nadie en las calles, nadie bajo el ardiente sol. Solo uno que otro niño que se asoma por ahí o por allá. Incluso una niña, muy amigable, llega y acaricia la prominente panza de Evelyn. Por supuesto, muy pronto nos daremos cuenta que esa niña y todos los demás escuincles no tienen nada de amistosos.
Ibáñez Serrador no da explicación alguna de por qué los chamacos se han convertido en pequeños, sonrientes e implacables zombis asesinos de adultos. Como en Los Pájaros (Hitchcock, 1963) o La Noche de los Muertos Vivientes (Romero, 1968), la amenaza aparece y actúa, así, sin más. Un prólogo con imágenes documentales sobre las masacres de niños sucedidas en la Alemania nazi, en la guerra civil india, en la Guerra de Corea o en Vietnam, más las hambrunas en Biafra, nos interpela directamente, recordándonos que cuando hay guerra o hambre, los que más sufren son, precisamente, los niños. ¿Es por eso que se han transformado en asesinos?
Ibañez Serrador dirige con eficacia, alternando eficaces encuadres elípticos -el asesinato de un anciano a bastonazos que no vemos- con imágenes de violencia gráfica -la piñata humana que golpean los maléficos chamacos-, y así va avanzando la cinta hacia el oscuro desenlace, cuando se nos presenta, bajo otra perspectiva, a este matrimonio que tiene ya dos hijos y que está esperando el tercero. Si es que llega...
El remake firmado por un tal Makinov -dizque un misterioso encapuchado cineasta de origen bielorruso; otros dicen que se trata en realidad de Gerardo Naranjo- no es tan fallido como había esperado. En todo caso, es francamente redundante.
No hay un solo rubro en el que esta película de 2012 -filmada en la isla Holbox, en la Riviera Maya, con niños nacidos en el lugar- sea mejor que la de 1976. Por supuesto, hay más violencia gráfica -con mutilaciones y decapitaciones incluidas-, pero esto no hace más eficaz al filme, con todo y que sus dos actores gringos (Vinessa Shaw y Ebos Moss Bachrach) y el siempre visible Daniel Giménez Cacho le echen todos los kilos a su chamba. Ojalá el tal Makinov hubiera seguido ese ejemplo, porque el final es particularmente torpe en su ejecución.
Comentarios
Esperaba que un buen remake le diera mayor fuerza y reconocimiento a la orginal, pero parece que no sera así...
De todas formas, probablemente la veré si me la encuentro.
por cierto Julia: tu trabajo suena muy interesante.. ojalá nos regales una buena lista de recomendaciones