Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCXLVII
Martín al Amanecer (México, 2010), de Juan Carlos Carrasco. El segundo largometraje de Carrasco (Santos Peregrinos/2004) se presentó sin pena ni gloria en Guadalajara 2010 y apenas este fin de semana llegó a las salas comerciales. La verdad, no se merecía tal tipo de ninguneo.
La cinta, producida por el ubicuo Roberto Fiesco,
es dos películas en una y lo malo es que estas dos secciones no terminan
nunca de embonar. En la primera, el Martín del título (Adal Ramones en
plan serio) viaja de la capital a algún pueblito perdido en la nada,
cargando una urna con las cenizas de un ser querido. En esta primera sección, el tono es
lánguido a más no poder -el título del filme aparece a los diez minutos y
alguien dice la primera palabra a los quince- pero después, en la
última media hora, la cinta se transforma en una especie de thriller rural con todo y mefistofélico ricachón de horca y cuchillo (Manuel Ojeda, muy en su papel).
La cámara de Aram Díaz se luce de principio a fin y el reparto es cumplidor (sí: Ramones puede actuar, como lo demostró en la mucho mejor Puños Rosas/Gómez/2004), pero la historia, escrita por el propio cineasta en colaboración con Juan Pablo Cortés, no deja de estar plagada de gratuidades.De todas formas, creo que merece la pena revisarse.
La cámara de Aram Díaz se luce de principio a fin y el reparto es cumplidor (sí: Ramones puede actuar, como lo demostró en la mucho mejor Puños Rosas/Gómez/2004), pero la historia, escrita por el propio cineasta en colaboración con Juan Pablo Cortés, no deja de estar plagada de gratuidades.De todas formas, creo que merece la pena revisarse.
El Cuerpo (España, 2012), de Oriol Paulo. El catalán Paulo dirigió muy joven en 1998 un cortometraje llamado McGuffin. O sea, desde sus inicios, el ahora cineasta debutante reclamaba la influencia -o por lo menos dejaba entrever la clara referencia- hitchcockiana.
Sí, es cierto, hay algo de ello en la efectiva creación del suspenso, en el experto manejo del encuadre por parte del especialista Óscar Faura y hasta en algún tema -la fuerte presencia de una mujer muerta en la historia, al estilo de Rebeca (1940)- y alguna escena -el marido que sube la escalera con una bebida envenenada, como en Sospecha (1941)- que no son ajenos al cine clásico de Hitchcock.
Por lo demás, la película es un entretenido ejercicio de estilo y nada más: en la típica noche lluviosa de este tipo de filmes, el cadaver de la poderosa empresaria farmaceútica recién fallecida Mayka Villaverde (Belén Rueda, ya especializada en el género) desaparece de la morgue. Un moroso detective con un desconocido pasado traumático, Jaime Peña (José Coronado), empieza a investigar. Muy pronto le queda claro a él -y a nosotros- que Villaverde fue asesinada por su mucho más joven marido, Álex Ullosa (Hugo Silva), quien tiene una apasionada relación amorosa con una jovencita llamada Carla (Aura Garrido).
Peña está convencido que Ulloa desapareció el cuerpo para evitar la autopsia que demostraría el asesinato; el auto-viudo, por su parte, cree que su excéntrica mujer no está muerta sino que se provocó un estado cataléptico, pues sabía que el marido le estaba siendo infiel, de tal forma que estando ella oficialmente muerta, puede vengarse libremente de él y de su joven amante. Si cree que esta última opción es demasiado retorcida, espere a ver el desenlace que no contaré aquí.
Por supuesto, como suele suceder con los filmes centrados en resolver un misterio -en este caso, no tanto un whodunit sino un howdunit y un whydunit-, cuando llega el final descubrimos que el director/guionista ha jugado sucio con nosotros y que si pensamos dos veces todo lo que hemos visto, no tiene demasiado sentido ni, mucho menos, resulta creíble.
Es cierto, algo similar se podría decir de muchas cintas hitchcockianas, pero la diferencia es que, digamos, filmes como De Entre los Muertos (1958) no tratan, en realidad, de la resolución de ningún misterio. En contraste, El Cuerpo no trata más que de eso, con todo y su sorpresiva vuelta de tuerca final. Eso sí, todo el asunto, por lo menos, resulta culposamente entretenido.
To the Wonder: Deberás Amar (To the Wonder, EU, 2012), de Terrence Malick. Se desbarranca a tal grado Malick en la autoparodia de su temática y de su estilo, que esta película, firmada por los Wayans, bien podría haberse llamado "Una tonta película de Malick". Mi crítica en el Primera Fila de Reforma del viernes pasado.
Comentarios
jo
Pero bueno, por otro lado nos echamos un absoluto y total vuela cabezas programa triple de Mikhail Kalatozov. FUUUUUTS! ¿De dónde se sacaron a ese cuate los rusos eh? Ahí les va para la anécdota: pongo esa de I Am Cuba y como a los 5 minutos de iniciada, arranca un plano secuencia, casi imposible donde la cámara comienza en una azotea, desciende cuatro pisos de un hotel, sigue a la gente, se para en un camastro y la chica que está ahi, se quita la bata y se avienta a la alberca. En ese momento pensé: "este loco va meter la camara al agua" y dicho y hecho, la camara sigue a la chica y se mete al agua con ella y todavía se da el lujo de capturar a los bañistas que estan haciendo buzitos y nadando por debajo del agua.
En ese momento aplaudí. No me dio pena porque estaba en casa de todos ustedes je
Que maravilla de director. Estaba ultra loco. Bela Tarr, Werner Herzog y hasta Cuarón han de ser fans de él.
Bueno las que vi de él fueron: Letter Never Sent, maravilla Herzogiana de unos geólogos "atacados" por la salvaje e inclemente naturaleza, I Am Cuba, obra maestra delirante y atascada de planos secuencia por todos lados, ubicada en la Cuba pre-revolucionaria. De lo mejor que he visto este año. Y finalmente, The Cranes Are Flying, la mas convencional y floja de todas. Un culebrón ubicado en la víspera de la segunda guerra mundial, en Moscú, donde unos novios son separados por estos hechos y las desventuras que tienen que pasar durante el tiempo de la guerra. Esta ultima fue la que menos me entusiasmó, pero aún así es mejor que lo que ha salido en cartelera comercial los últimos dos meses jajaja
Saludos
Christian: Kalatozov, especialmente con I am Cuba, es todo un viaje.