33 Foro de la Cineteca/V
El montaje de Monica Coleman de Contra el Viento (Des Vents Contraires, Francia-Bélgica, 2011), segundo largometraje del actor y ocasional cineasta Jalil Lespert, privilegia los cortes abruptos y directos, lo que se acomoda a la perfección con una narración fílmica impredecible y, a ratos, hasta brusca.
Paul Anderen (magnífico Benoît Magimel) vive en París, es escritor y tiene una esposa médica Sarah (Audrey Tatou) que le reprocha su falta de apoyo con respecto a los dos hijitos de ambos. Después de una agria discusión que tiene frente a sus dos hijos, la mujer sale del departamento hacia su trabajo en un hospital... y desaparece del mapa. Un año después, Paul sigue devastado (¿la esposa huyó con alguien?, ¿simplemente lo abandonó?, ¿fue secuestrada?, ¿alguien la asesinó?) así que, para cambiar de aires, decide regresar a su pueblo natal, Saint Malo, a trabajar en la academia de manejo de su hermano mayor (Antoine Duléry).
Ahí, en ese pueblito costero, Paul volverá a replantearse su vida y la de sus dos hijos a través de las distintas relaciones que va construyendo -con una jovencita con la que se lía infructuosamente, con un hombre que busca recuperar su licencia de manejo después de haber protagonizado un accidente, con un padre de familia exconvicto (Ramzy Bedia) a quien no le permiten ver a su hijo, con su propio hermano quien le guarda algunos resentimientos, con una inspectora de la policía local (Isabelle Carré)-, aunque la sombra de Sarah cae continuamente sobre él, a través sueños, recuerdos y ciertas llamadas telefónicas cuyo origen desconoce.
Es cierto que hay algunos elementos de la historia -las llamadas telefónicas, por ejemplo- que no terminan nunca de acomodarse, pero el guión firmado por cuatro escritores y basado en un best-seller de Olivier Adam es rico en la definición de sus personajes y en la sutileza de algunos de sus elementos dramáticos. Un sólido melodrama masculino que parece casi femenino: el tema del regreso al terruño con el fin de recuperar la vida y rehacer una familia.
Comentarios
Saludos.
Y ya me acordé de Biutiful, asi que mejor ya me voy antes de deprimirme.