El Lenguaje de los Machetes
La opera prima de Kyzza Terrazas El Lenguaje de los Machetes
(México, 2011), fue presentada el año pasado tanto en Venecia 2011 como en
Morelia 2011 y este mismo año en el FICUNAM 2012. Producida en parte por Canana -es decir, Gael, Diego,
Naranjo and Co.-, el guionista de Déficit (García Bernal, 2007) ha
dirigido una cinta exasperante pero, creo entender, esa era precisamente la intención.
Aunque también creo que a Terrazas se le pasó la mano.
Ray
y Ramona (Andrés Almeida y Jessy Bulbo) son dos treintañeros militantes
de izquierda. Él proviene de una familia burguesa -su mamá es Julieta
Egurrola, que no podría encarnar a alguien sin dinero aunque quisiera- y
ella es hija de un guerrillero que fue "desaparecido" en los años 70. El
compromiso por las causas populares, sin embargo, no deja de ser muy
superficial: ella va y grita en alguna marcha conmemorativa del '68 y él
va a Atenco con su camarita de video a tomar la represión policial
sobre los celebérrimos macheteros de la época de Fox, imágenes que vuelven a tener actualidad gracias a la candidatura presidencial del Gel-Boy. Este par de
irritantes radical-chic de Región 4 -Ramona y Ray, no Fox o Peña Nieto, aclaro- no tienen, pues, mucho oficio ni
beneficio: ella canta, para mi gusto, unas horrendas canciones -compuestas por la propia
señorita Bulbo y el cineasta Terrazas-, pero él no hace ni siquiera eso
y cuando se reúnen con sus amigos nomás fuman mota, se empolvan la nariz y
gritan consignas que se quieren anarquistas/destructivas.
Ramona
quiere tener un hijo -para darle resistol a los tres años, dice ella,
pero no se asuste: es broma-, pero Ray tiene otra idea más trascendente.
De eso trata la segunda parte de la cinta, cuando Ray decide
pasar a la posteridad haciendo algo que no puede pasar desapercibido:
nadie más le va a llamar "güerito" culero o algo así. Él tiene los
suficientes pantalones para hacerlo... ¿o no?
Hay
que aplaudir a Terrazas la elección del tema y su retrato nada
condescendiente de sus dos protagonistas, especialmente en el caso de
Ray. Habría que señalar, también, los tropiezos: un juego actoral
defectuoso (ni Bulbo ni Almeida están particularmente convincentes), una
subtrama a la que le faltó desarrollo -la hermana de Ramona que se
encuentra en el psiquiátrico, por ejemplo- y una puesta en imágenes mareadora, pues
la cámara en mano de Christian Rivera se mueve siempre, para todas
partes, para todos lados, aunque a veces no tenga mucho sentido. De
todas formas, con todo y sus asegunes, estamos antes una opera prima más que meritoria.
Comentarios
Mi perro aulla con mas gracia en luna llena...
Christian: Sicierto lo que dice Joell. ¿No tendrás de mascota algún engendro de tualait que se convierte en alguna cosa en luna llena?