Valladolid 2018/II y última



El mejor momento, de lejos, en la Semana Internacional de Cine de Valladolid 2018 (SEMINCI 2018) ocurrió cuando el público estalló espontáneamente en aplausos ante una de las más audaces acrobacias de Harold Lloyd. Cinefilia pura, gozosa. 

La película, por supuesto, es Safety Last (Newmeyer y Taylor, 1923), acaso la obra maestra protagonizada por Harold Lloyd, en la que el comediante de espejuelos y sombrero de paja tiene que escalar un edificio de 16 pisos. La función se llevó a cabo el viernes pasado, un día antes de la ceremonia de clausura del festival. 

La película fue exhibida con música en vivo interpretada por la Orquesta Sinfónica de Castillo y León, dirigida por Damián Lorio, con una partitura escrita especialmente para la cinta por Carl Davis en 1989. La función era de por sí el plato fuerte de todo el festival, pero, además, el espectáculo contó con la presencia de la reina Letizia que, por lo que me enteré por las noticias al día siguiente, no acostumbra hacer este tipo de apariciones, ya que es la primera vez que asiste a un festival de cine, por lo menos en su calidad de monarca. 

Dejando atrás esta digresión fifí digna del Hola, la SEMINCI 2018 finalizó el sábado con la entrega de los premios oficiales y otros más, como el que me llevó a Valladolid, el otorgado por la Federación Internacional de Prensa Cinematográfica (FIPRESCI). El jurado, conformado por los colegas Katharina Dockhord, de Alemania; Abraham Domínguez, de España; Eero Tammi, de Finlandia; y yo, en mi calidad de presidente, otorgó el premio FIPRESCI a la mejor película a La chutte de l’empire americaine (Canadá, 2018), el más reciente largometraje del veterano Denys Arcand. 

El director no estuvo presente para recibir el premio, pero envió un encantador video de agradecimiento desde su salón de clases en Canadá, con todo y sus estudiantes aplaudiendo y chiflando. No es por nada, pero fue lo mejor de la ceremonia de clausura. 

En cuanto al jurado oficial, presidido por el cineasta portugués Miguel Gomes, su decisión se decantó, de manera notable, por Genèse (Canadá, 2018), otra cinta canadiense, el tercer largometraje de ficción de Philippe Lesage. La película ganó, además de la Espiga de Oro al Mejor Filme, el premio Ribera del Duero a Mejor Director y el premio al Mejor Actor, que fue a dar a manos del joven Théodore Pellerin, el protagonista de esta cinta semi-autobiográfica del director. 

No puedo decir que comparto la decisión del jurado oficial, pero la entiendo: estamos ante un sensible y digresivo filme sobre el amor y el desamor en la juventud. Más que la transmisión de una historia, se trata de la recreación de un estado de ánimo. O ese fue el intento, por lo menos. A mí me pareció una cinta muy repetitiva, pero el jurado comandado por Gomes pensó diferente. Y qué bueno que así sea.

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