Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLXXXIII
Los extraños: Cacería nocturna (The Strangers: Prey at Night, EU, 2018), de Johannes Roberts. La tardía secuela de la eficaz pero derivativa slasher movie Los extraños (Bertino, 2008) merece exactamente los mismos adjetivos: eficaz y derivativa. Un sanguinolento palomazo de fin de semana, con buen soundtrack rock-pop incluido. Mi crítica en la sección Primera Fila del diario Reforma del viernes pasado. (*)
Crimen en El Cairo (The Nile Hilton Incident, Marruecos-Suecia-Dinamarca-Alemania-Francia, 2017), de Tarik Saleh. El cuarto largometraje del sueco de ascendencia egipcia Tarik Saleh está ubicado en El Cairo -aunque fue filmado en Casablanca, pues las autoridades egipcias no dieron el permiso de filmación-, días antes de la revolución de enero de 2011 en la que cayó del poder el dictador Hosni Mubarak.
El mayor de la policía Noredin Mostafa (Fares Fares) investiga el asesinato de una mujer que es encontrada en el Hotel Hilton del título original. La única testigo, una camarera indocumentada sudanesa (Mari Malek), ha desaparecido y, los primeros pasos del policía señalan que el crimen pudo haber sido cometido por ciertas fotos comprometedoras en las que aparece un poderoso desarrollador inmobiliario que, además, es miembro del parlmento (Ahmed Selim). Noredin es un policía común y corriente que, por lo menos ante lo que nos presenta la película, esto quiere decir que es un oficial corrupto, como lo son todos sus demás compañeros, incluyendo su paternal jefe -y, por añadidura, tío- Kammal (Yasser Ali Maher). Sin embargo, como estamos en los terrenos de un neo-noir con todas las de la ley, este policía corrupto, solitario, alcohólico y fumador, recobrará a saber por qué algún viso de conciencia, por lo que empezará a investigar en serio el asesinato de esa muchacha, mientras el régimen corrupto político/policial del que forma parte empieza a derrumbarse a su alrededor.
Una cinta de género que, si bien no aporta nada nuevo a través de su eficaz ejecución, sí se ve enormemente beneficiada por su específico entorno histórico-social y por la buena presencia del actor libanés Fares, quien encarna con justeza al típico protagonista desencantado del clásico noir citadino que se ve obligado a convertirse en el héroe fracasado de antemano y para siempre. (**)
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