En línea: Le jeune Karl Marx
Hace apenas unos días, el 5 de mayo para ser precisos,
se cumplieron 200 años del nacimiento de Kar Marx (1818-1883), el filósofo y
economista alemán que, para bien (por su estudio sobre la naturaleza del
capitalismo y el valor del trabajo) y para mal (porque sus ideas dieron pie a
algunos de los regímenes más criminales del siglo pasado), se convirtió en una
de las figuras más influyentes de la historia moderna.
Así,
la aparición de una película de los años juveniles marxistas, Le jeune Karl Marx
(Francia-Alemania-Bélgica, 2017), dirigida por el haitiano internacionalizado
Raoul Peck, no puede ser una coincidencia. La cinta se presentó en Berlín 2017,
tuvo su corrida comercial en Europa durante el año pasado y desde hace unas
semanas ya se encuentra disponible para su revisión tanto en DVD de importación
como en el servicio streaming de
Amazon Prime.
La
más curiosa paradoja del más reciente largometraje de Peck es que su estructura
narrativa –escrita por él mismo y Pascal Bonitzer, colaborador habitual de
Rivette, Ruiz y Techiné- es lo más convencional posible. Es decir, nos
acercamos a la vida, obra e ideas revolucionarias de Karl Marx (August Diehl) y
Friedrich Engels (Stefan Konarske) –y a las de algunos del reparto secundario,
como los anarquistas Proudhon (Olivier Gourmet) y Bakunin (Ivan Franek)- a
través de una de las fórmulas fílmicas menos revolucionarias: la biopic.
Más aún, acaso sin proponérselo, Peck y Bonitzer nos
presentan a Le jeune Karl Marx como si se tratara del primer episodio de una
película de súper-héroes: ¡vea el origen intelectual del veinteañero Marx,
escribiendo en Colonia un lúcido texto sobre el sentido de la propiedad!, ¡sea
testigo de cómo salió huyendo hacia París con mujer (Vicky Krieps) y bebé en
ristre!, ¡contenga la emoción cuando Marx conoce a Engels y encuentra en él un
alma intelectual –valga el sinsentido- gemela!, ¡entienda cuál fue el origen de
“Las condiciones de la clase trabajadora”,
publicada por Engels en 1845!, ¡sepa qué llevó a Marx a escribir el “Manifiesto comunista” en 1848!, ¡vea
cómo en el final, Marx y Engels están listos para liberar a los trabajadores!,
¡proletarios del mundo, uníos!
Así pues, seguimos a Marx en su travesía geográfica (de
Alemania a Francia a Bélgica y finalmente a Inglaterra), personal (por sus bien
conocidos problemas familiares y económicos) e intelectual (por sus ideas,
debates y primeros textos), guiados por la funcional mano de Peck y acompañados
por un reparto uniformemente competente que dota de auténtica personalidad a
estos santones de la filosofía, la política y la economía cuyas ideas
cambiarían la faz de la Tierra de durante el siglo pasado.
Peck es un cineasta obviamente de izquierda
–recuérdese su anterior filme, la obra mayor documental nominada al Oscar No soy tu negro (2016)- pero es, antes
que nada, un cineasta. Es decir, su película funciona como una bien informada e
inteligente biopic antes que un
vulgar filme de propaganda, por más que termine de una manera tramposamente
emotiva: con la voz de Bob Dylan entonando “Like
a Rolling Stone” mientras vemos algunas escenas documentales emblemáticas
de las distintas revoluciones del siglo XX, inspiradas, de alguna u otra forma,
por Marx. Por supuesto, alguien dirá, y dirá bien, que a esas imágenes exultantes
le faltó, por ejemplo, la caída del muro de Berlín. Pero no seamos
reaccionarios. Aunque sea por un ratito.
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