Los Miserables



"-¡Ya sé que no canto, pero tengo colegiaturas que pagaaaaaaaaaar!"



Debo confesar que nunca he visto la adaptación teatral de Los Miserables. Escrita por Boublil y Schönberg, la obra basada en la novela decimonónica de Victor Hugo fue estrenada en Londres en 1985, en Broadway dos años después y, desde entonces, sigue en cartelera en los dos lados del Atlántico. Va otra confesión: si exceptuamos la celebérrima pieza “I dreamed a dream”, nunca había escuchado ninguna de las otras canciones de Los Miserables. Y va otra confesión más, la tercera y la última: después de haber visto la versión fílmica dirigida por el inglés Tom Hooper, Los Miserables (Les Miserables, GB, 2012), no entiendo, la verdad, el éxito de una obra que tiene un par de canciones memorables y un solo número musical digno de llamarse de esa manera. Claro que, insisto, como lo que he visto es la película, me queda la duda si vista con cantantes en vivo y a todo color, el asunto mejora. Lo dudo mucho, en todo caso: por muy logrado que sea el montaje teatral, las canciones siguen siendo las mismas.
La historia está tomada, de manera más o menos fiel, del texto de Victor Hugo: el expresidiario Jean Valjean (Hugh Jackman, muy en su papel) es perseguido incansablemente por el obsesivo/obsesionado/resentido Inspector Javert (Russell Crowe). Mientras los dos rivales van cruzando sus vidas a lo largo de la pieza/película, Valjean recoge y cría a Cosette (Isabelle Allen), la hija de la fallecida Fantine (Ann Hathaway, con su Oscar en la mano), cierta obrera prostituida que fue empleada de Valjean. Ya crecidita, Cosette (Amanda Seyfried) y el joven aristócrata pero impetuosos revolucionario Marius (Eddie Redmayne, con buena voz de tenor), se enamorarán, mientras las barricadas aparecen por todo París en la fallida rebelión antimonárquica de 1832.
Hooper monta un solo número musical memorable (“Master of the House”, con Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter como la pareja tracalera que tenía como criada a la infantil Cosette) y presume una sola secuencia con cierto estilo genuinamente cinematográfico (“One More Day”, cuando vemos a todos los personajes, vía narración y montaje paralelos, concentrados en sus respectivas tareas amorosas/revolucionarias/existenciales) pero también es cierto que los recursos de producción son de primer nivel y que el reparto interpreta –o ejecuta, en el caso del gutural Russell Crowe- las muy medianas canciones con un entusiasmo digno de mejor causa.
Como es bien sabido, Hopper decidió grabar en el set de filmación a todos sus actores cantando –es decir, los gallos que se echa Crowe fueron en vivo-, lo que le permite el lucimiento de quien tiene los mejores arrestos para esta tarea, como Hugh Jackman y, especialmente, Anne Hathaway quien se avienta “I dreamed a dream” sollozando, gritando y soltando chicas lagrimotas mientras la cámara de Danny Cohen permanece tomándola en primer plano, sin corte alguno, durante los más de tres minutos que dura la canción. Es un momento notable, lo acepto, porque es la única de las dos canciones de la obra que se queda en la memoria –la otra, insisto, es la relajienta “Master of the House”- y porque Miss Hathaway se lanza por completo a la histeria más desbordada, algo que cae muy bien en una película tan monótona –dramática y visualmente- como Los Miserables. Aunque no tanto, claro, como Los Juegos del Destino (Russell, 2012) y la intragrable película de los enanos tragones. Hay niveles hasta en la ignominia. 

Comentarios

Anónimo dijo…
YA, ¡venga ese texto sobre Silver Linings Playbook!
Christian dijo…
Secundo la moción de Alemán!
Unknown dijo…
Ayer la ví y puedo decir que soy un sobreviviente de "Los Miserables". En lo particular me quedé asombrado por la fotografía y el trabajo de montaje. Saludos.
Rojasconbotas dijo…
En el afán de "hacer menos teatral" el rollo musical, las canciones originales sufrieron cambios de ritmo, tono, etc...
Estoy de acuerdo que esta versión fílmica es muy meh, sin embargo estoy en desacuerdo con lo expresado sobre lo poco memorables que son las canciones. En este caso, creo que lo poco memorable es la falta de visión del director.
Total que lo "novedoso" de hacer un musical "en vivo" es lo que, en parte, mata la cinta. Paso... Los musicales no son lo mío. Menos los de tres horas y con Crowe haciendo gárgaras.

Por cierto estimado, hablando de tres horas insufribles... No veo en su wishlist de Amazon Cloud Atlas BluRay. Ya va a salir ¿Cómo se la podrá regalar uno, pues?
Alemán, Christian: Zafo. Tengo mucho que ver y escribir.

Iván: Y el manejo del sonido.

Rojas: No sé. A mí las canciones, fuera de las dos ya mencionadas, me pasaron de largo.

Agustín: No seas malalma. Ni lo voy a abrir. Aunque me serviría para algún nefasto intercambio de regalos o algo así.

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