Los hámsters
Exhibida hace dos años en Distrital 2014, ha llegado finalmente a las salas del circuito cultural -entiéndase: Cineteca Nacional y sucursales-, Los hámsters (México, 2014), opera prima de Gilberto González Penilla realizada en Tijuana.
La película -una de las mejores cintas nacionales que vi ese año, como anoté en mi lista por acá- está centrada en la vida cotidiana de una familia cualquiera, Una Familia de Tantas (Galindo, 1949), que permanece unida a toda costa, a pesar de (¿o gracias a?) las mentiras que se dicen uno al otro y a sí mismos.
Rodolfo (Ángel Norzagaray) sale de su casa todos los días a trabajar, aunque está desempleado desde hace rato. La esposa, Beatriz (Gisela Madrigal), se encarga de la casa, de ver la tele y de ir a un club deportivo a dejarse pastelear por el maestro de natación. El hijo preparatoriano Juan (Hoze Meléndez) no da pie con bola en la escuela pero, eso sí, ya salió con su Domingo Siete con su noviecita, pues se entera que muy pronto será papá. Y la hija menor, Jessica (Monserrat Minor), mantiene un triángulo amoroso con su novio y su mejor amiga, con la que terminará en la cama.
El poder de observación del debutante González Penilla es notable: su mirada es curiosa, descubre el humor (negro, patético) en la vida de sus personajes, pero no hay nunca una señal que muestre desprecio hacia sus criaturas dramáticas. Al contrario, hay reconocimiento y empatía, sin que dejemos de ver sus defectos, sus mentiras, sus engaños. La música elegida para acompañar el filme funciona a veces como eficaz contrapunto socarrón -"Melodía de Amor", con Los Rebeldes del Rock- y, en otras ocasiones, como el desnudamiento emocional de un personaje -"Verónica", interpretada por "El Pirulí".
Realizada en los márgenes de un cine industrial capitalino, allá en el extremo norte del país, Los hámsters es la mejor prueba de que no está del todo mal que cada día se pueda hacer cine de manera más barata. A veces, los resultados son como esta opera prima de González Penilla.
Comentarios
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Dato curioso de una escena, pero en un contexto actual, ajeno a la película: en la escena del empeño, la casa de empeño es propiedad de Kiko Vega, actual gobernador de BC. El empleado, Felipe Tututi, es un maestro de teatro del Instituto de Cultura de BC, en protesta esta semana por el recorte al presupuesto de cultura y Ángel Norzagaray es el actual vicerrector de la UABC (universidad estatal).