El maíz en tiempos de guerra
Estrenada este viernes pasado en la Ciudad de México
en el circuito cultural –es decir, Cineteca Nacional y salas afines-, El maíz en tiempos de guerra (México,
2016), el más reciente largometraje del veterano cineasta y director de televisión
Alberto Cortés (El amor a la vuelta de la
esquina/1986, Ciudad de ciegos/1991,
Corazón del tiempo/2009, telenovelas
Corazón Salvaje/1993, El día que me quieras/1994) está
disponible, al mismo tiempo que en las salas de cine de la capital, en el sitio
de Filmin Latino (www.filminlatino.mx)
para quien quiera revisarlo.
La decisión no solo es lógica sino hasta necesaria: ¿de
qué otra manera se vería en todo el país un largometraje documental sobre
cuatro familias indígenas que luchan por proteger y conservar la siembra de
maíz como una última forma de resistencia cultural, existencial, ontológica? Si
no es a través del streaming,
imposible. Esta puede ser –de hecho, ya lo es- la salida del cuello de botella
de la exhibición de cine nacional mientras no cambien las reglas.
Pero en fin. Ese es otro tema. El maíz en tiempos de guerra es un documental ubicado en tres zonas
del país (Chiapas, Oaxaca y Jalisco) entre tres etnias indígenas (tzeltal en
Chiapas, mixe en Oaxaca, huichol en Jalisco), entre cuatro familias –dos de
ellas chiapanecas- a las que conocemos en su afán diario de sembrar sus
respectivas milpas.
La cámara de Marc Bellver sigue el trajinar cotidiano
de las cuatro familias y su conocimiento ancestral, que han aprendido y
enseñado de generación en generación: la forma de preparar la tierra, la manera
en la que otros productos (el frijol, la calabaza) crecen al lado del maíz, los
distintos colores de los granos de la mazorca como señal de los colores que las
rodean, su compromiso de no usar ningún tipo de fertilizante que no sea
orgánico cual terca forma de resistencia cultural/social/económica y su desafío
al “recuperar” –en todos los sentidos- la tierra para seguir levantando sus
milpas, sin importar la presión de las transnacionales, de las mineras y hasta
de los narcos, pues la amenaza viene ahora de todas partes, de todos lados.
Cortes no es extraño a este cine comprometido y militante
(sus cortos y mediometrajes documentales siguen esta veta, de la cual también
abreva su encantador melodrama revolucionario zapatista Corazón del tiempo), por lo que El maíz en tiempos de guerra no es una obra tan atípica en la
filmografía del director de Ciudad de
Ciegos como podría parecer. Y si es cierto que su propuesta no deja de ser
conservadora, lo es en el mejor sentido del término y a mucho orgullo. Después
de todo, como país, ¿no debemos luchar para conservar algo? ¿El maíz aunque
sea? ¿El maíz sobre todo?
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