Avatar
En efecto, la trama escrita por el propio Cameron no es más que un mero recalentado de aquel ñoño western noventero en el que un soldado enviado a la frontera en donde viven los otros, los diferentes, termina siendo conquistado por esos “primitivos” que hablan otro lenguaje y que adoran la naturaleza, con la cual tienen una relación más que física, espiritual.
Estamos en la luna Pandora, en el año 2154. El exmarine parapléjico Jake Sully (Sam Worthington) es llamado a colaborar en un exclusivo proyecto científico-corporativo-
La estrategia diseñada para la infiltración es el corazón visual y dramático de la película: Sully es colocado en una cápsula especial y, a través de ella, su mente es conectada con su “avatar”, un Na’vi “hechizo” indistinguible de los demás. De esa manera, con la forma física de cualquier Na’vi, pero con el habla, el pensamiento y los sentimientos de un ser humano, Sully está en condiciones de convivir con esa tribu que vive en un enorme árbol, que doma criaturas voladoras y que se conecta con todos los seres vivientes de Pandora a través de unas terminaciones nerviosas que se encuentran en la punta de su larga cabellera. Por supuesto, en la medida que Sully empieza a conocer a los Na’vi , especialmente a la princesa heredera Neytiri (Zoe Saldana actuando a través de la tecnología de captura de movimientos), su misión de agente-doble (o triple) se irá al caño, pues el mundo “ensoñado” en el que vive mientras está encerrado en la cápsula es más rico, más vívido, más placentero, que el mundo “real” en el que es un parapléjico atado a su silla de ruedas, sirviendo de peón en los intereses de los demás.
La trama, insisto, es muy elemental y harto derivativa: además de la ya mencionada Danza con Lobos, hay guiños a varios westerns revisionistas (El Ocaso de los Cheyennes/Ford/1964, por ejemplo) y un alud de referencias nada veladas a la participación militar estadounidense más reciente (“¿Qué quiere esta gente?”, dice desesperado el cínico corporativo Ribisi, “¡les hemos dado carreteras y escuelas y no cooperan!”, refiriéndose a los Na’vi, aunque podría estar hablando de los ingratos afganos o iraquíes). El discurso político del filme (antiimperialista, anticorporativo, antiutilitarista) es intachable aunque proviniendo del belicoso Cameron, de la casa Fox y de Hollywood mismo, el asunto resulta por lo menos gracioso: he aquí un filme que se estrenó simultáneamente en cada conjunto de cines de planeta pero que, eso sí, reniega del imperialismo gringo; he aquí un filme que propone que no importa el dinero sino el amor, pero que fue realizado con 300 millones de billetes verdes; he aquí un filme que abraza la idea de que lo primitivo y lo natural es valioso, pero la envoltura tecnológica del mensaje, incluyendo la 3-D, es lo que en realidad le puede interesar al espectador más escéptico, incluyendo a quien esto escribe.
Es en este último punto en donde Avatar me conquistó. La primera hora, en la presentación del escenario contrastante –la base militar americana y la selva virgen de los Na’vi-, Cameron juega con la tecnología que tiene a la mano como un auténtico maestro. Es evidente que la historia es casi irrelevante y que podría haber sido reducida a la mitad del tiempo. Sin embargo, hubiera sido un crimen visual hacerlo: la tercera dimensión envuelve tanto en los espacios interiores de la base –los hologramas que salen de la pantalla, curvándose- como en el interior de la selva misma, cuando uno siente que está caminando al lado de Sully, haciendo un lado la vegetación que aparece frente a nuestros ojos.
En su segunda parte –Avatar dura cerca de tres horas-, el filme se estaciona peligrosamente, acaso porque el asalto visual del inicio ha perdido mucho de su impacto y porque la trama del conquistador conquistado es previsible a leguas.
En la última sección, sin embargo, Avatar se recupera y con creces: la batalla monumental –por tierra, aire y fuego- entre los Na’vi y los mercenarios americanos quita genuinamente el aliento. Como buen cineasta de acción, Cameron conoce de qué manera montar los distintos escenarios y las diferentes batallas sin perder un instante a los personajes claves: Sully, Neytiri, el padre de ella Eytukan (Wes Studi), el guerrero Tsu’Tey (Laz Alonso), el diríase invencible coronel Quaritch, la marine con conciencia Trudy (Michelle Rodríguez)… En esa última media hora, Avatar justifica todos los halagos que se han escrito en el país del norte sobre ella, aunque su aparición en algunas listas de lo mejor del año me parece francamente exagerado.
En el epílogo, Sully despertará en su nueva vida, en su nueva forma, en su nueva carne… Ser un simple ser humano no es suficiente para él. Ni para James Cameron, por supuesto.
Comentarios
De acuerdo en ca-si todo!
Menos en eso de que la última media hora justifica tod...
Un detalle que presiento, y mira que en eso de que estoy de acuerdo incluyo tambien mi emoción eh!, es que en una segunda revisión, esa emoción quizá ya no se haga presente...
Insisto, me ha gustado, si, pero me parece mucha lana invertida.... En Nausicca Miyazaki salvó al mundo con 3000 veces menos lana.
2046
Todavía no veo Avatar, pero con el nombre y los pedazos que ví del corto hace algunos meses, inmediatamente pensé en un cuento de ciencia ficción que leí hace unos 30 años, donde un humano amolado físicamente transfiere su mente al cuerpo de un mono en otro planeta y termina desconectándose de su cuerpo humano para seguir gozando la vida en ese otro planeta, morrita extraterrestre incluida. El Duende ha de saber el título y el autor, yo no me acuerdo... ¿originalidad? ¡Ni dentro de mis calzones!
La novela de Robert Sheckley, Trueque Mental o Mindswap de, si mi memoria no me falla se publicó en 1966, trata sobre un tema más hermoso: como eso de tomar vacaciones no es tan sencillo como se cree, ni económico (si hasta parece que es real), y como ahora no es nada más ir de vacaciones en "este mundo", sino es en todo el "universo", se cambia uno de cuerpo con un ser de otro planeta y ya. Así uno vive una temporadita en el cuerpo, casa, mundo y especie del otro. El problema se complica cuando un fulano hace ese trueque, pero el "otro", simplemente no decide "regresar" el cuerpo, y no hay ni leyes ni política al respecto. Funciona como comedia negra, la verdad. Ya la quisiera Kaufman... Jo.
Premisa similar ocurre en The Dream Master también de 1996. escrita por Roger Zelazny, novela que sale de su cuento He Who Shapes, de 1965. Aunque ni en el cuento ni la novela se sale del mundo, sí hay un "intercambio de mentes". Y bueno, un año después, Zelazny publica como el borrador, pero ahora llamada Lord of Light que en realidad es como un western y que trata sobre una especie de mercenario que va a un planeta en el que unos colonizadores andan en guerra con los nativos, pero como los nativos y las mismas condiciones del planeta "van ganando", optan por una nueva forma de "colonizar" y es imponiendo su mente en los cuerpos de los nativos, a los que llaman avatares y... ¡Oh cielos! Maldito Zelazny copión.
Bueno, seguimos: en el apartado cyberpunk hay dos ejemplos notables... Software de Rudy Rucker, empatada con Johnny Mnemonic, cuentito que aparece en la colección de relatos Burning Chrome de William Gibson en 1986 y que dicen por ahí, en su momento sirvió como base para su famosa novela Neuromancer. Y bueno, Gibson siguió con esa idea de los "trueques mentales" en los tres libros que componen su trilogía del puente (y que Cameron ya se birló hace años en su serie de televisión llamada Dark Angel del 2000): Virtual Light (1993), Idoru (1996) y All Tomorrow's Parties (1999).
Bueno, eso sólo de memoria. Si tengo tiempo y ganas, luego me pongo a hacer un listado de temas comunes pa' ver qué tan original es la premisa del King of the World y sólo en ese apartadito.
¿Originialidad? La originalidad está bastante sobrevalorada, en especial en eso de narrar historias. Nunca he sido de esos que busca la historia nunca antes vista u oída para declararla como la obra maestra de su tiempo; por el contrario, encuentro más placer en reencontrarme con esas historias clásicas que alguna vez me hicieron disfrutar, reír y pasar un buen rato. La calidad no tiene que ver con ser original o no, sino con la maestría con la que se narra de nuevo la historia.
Ahí tenemos a Quentin Tarantino y su Inglorius Basterds, por ejemplo. O su Kill Bill, ya que a mi los bastardos tampoco me gustaron tanto: KB es un vitral de géneros y guiños y detalles de varias obras de la cultura pulp y del western. Su maestría, a mi parecer, radica justamente en la modernización del spaghetti western y la integración con la cultura samurai y orientan, en general (magnífico, por ejemplo, el famosísimo cortometraje dentro de la película que muestra el origen de O-Ren Ishii). De original Kill Bill tiene poco, ya que la historia se ciñe al western clásico ya antes visto y su composición a nivel visual está llena de homenajes/parodias/robos/comoquieranllamarle de otras películas. Sin embargo, su grandeza (a mi parecer) está en los nuevos avatares de las figuras emblemáticas de la historia (Beatrix Kiddo, Bill, O-Ren Ishii, Elle Driver...) y en su sinceridad, ya que KB no pretende ser una obra original sino, al contrario, una más del género.
En el caso de Avatar, lo que ocurre es que absolutamente toda su fortaleza está en los efectos visuales: su maestría es tecnológica, no narrativa ni mucho menos artística. Porque a mí, por más que quieran venderme a Pandora como un mundo mágico que escurre arte por los costados, simplemente me parece cualquier selva terrestre con mucho neón y ácidos de por medio. Cuestión de "percepción", o como quieran llamarle.
Efectivamente, es una narración muy típica. Su problema es que es MUY típica y ya vista miles de veces. Tan es así que cualquier persona con dos dedos de frente que haya visto los trailers fácilmente deduce la historia. Cameron ni siquiera se molesta en hacer una historia que justifique medianamente a sus millones de dolares en CGI; eso se puede inferir por la linealidad y previsibilidad apabullante de la historia y deducir por el hecho de que el hombre, en absolutamente ninguna entrevista o comentario de su parte hablaba de ello: su autoalababa porque su película sería el parteaguas en la historia de los efectos visuales, pero nunca de cuál sería su propuesta a nivel narrativo. Creo yo que lo hizo a sabiendas de la pobreza de Avatar en ese lado, pero la verdad no sé.
Y a mí lo que me inquieta es la lógica de quienes alaban a Avatar y la ponen por las nubes porque "es una historia sencilla en un contexto visual increíble", o lo que es lo mismo: es una historia de sobra conocida y usada con mucho dinero de por medio. Bajo esa lógica, que el año que sigue no gaste 300, sino 600 millones de dolares y use la historia de Pinocho (o Inteligencia Artificial, de Spielberg). Y el año que sigue, que gaste 900 millones y calque tal cual la historia de Chihiro, de Miyazaki, pero con todo ese dinero de por medio: será la obra maestra definitiva de todos los tiempos. ¿Qué importa si la historia es un refrito archirreconocido? Todo va a quedar muy bonito y con encuadres preciosos.
que onda con la publicidad del blog Ernesto?
ese ad de "me puse bien mamado en 2 semanas" me hizo soltar la carcajada!
If its story stays well within the traditional formulas for such pictures, well, you don't choose the most expensive film ever made as your opportunity to reinvent the wheel.
Asi que estoy de acuerdo en todo lo que se ha dicho (recuerdo particularmente la afrenta de que danza con Lobos ganara el Oscar sobre Goodfellas...) pero ya basta del lugar comun de que porque es una pelicula cara, sacrifica su artisticidad o lo que sea... el cliché critico de siempre.
Y a mi me gustó esa parte en la que el mono ese, el Tel-Aviv o Muad'Dib, dice: "Ah missa is backwards nau... Ah, like out there is the true world... And missa is in a dream... Ah... Ah."
Sí, sólo faltó Obi Wan diciendo: "You know Jar Jar, I have a bad feeling about this."
*Lo decepcionante de Avatar no es la feria de clichés que pasa como historia, sino que simplemente no es tan espectacular. El trabajo de Robert Zemeckis en 3D y con close caption es al final del día mucho más lucidor que el de Cameron.Por lo menos, está filmado con una mejor sintaxis y lógica.
*Aquí hay tomas donde la profundidad de campo con objetos reales luce interesante, pero nada más.
*Avatar tiene la dirección de arte más naca de la historia. Todo luce como esas pinturas airbrushed que venden los hippies en Coyoacán. La música es como del Cirque du soleil y sus momentos tribales emotivos parecen parodias de El Rey León.
Me sorprendió lo mala que es.Yo iba con todas las ganas de divertirme y pues no, nomás no.
Salu2 y felices fiestas a to2
Los estragos del Guadalupe- Reyes.
Ahora sí: felicidades a to2
:)
Es más: me la voy a poner para ir a ver Avatar. He dicho.