Intensa-Mente
Es probable que Intensa-Mente (Inside Out, EU, 2015) tenga la historia más simple entre los 15 largometrajes que ha realizado hasta el momento la casa Pixar. El argumento, escrito por los co-directores Pete Docter (co-realizador de Monsters Inc./2001 y Up: una Aventura de Altura/2009) y el debutante Ronaldo Del Carmen, puede resumirse así: una niña que acaba de mudarse a San Francisco, se siente deprimida y decide regresar a la ciudad de donde vino, en algún lugar de Minnesota, pero se arrepiente en el último instante y corre a refugiarse a los brazos de sus padres.
Usted estará de acuerdo que difícilmente se trata de una historia particularmente emocionante ni, mucho menos, original. La clave está en que lo que describí es la mera cáscara narrativa, pues el corazón de la película está en otra parte: en el interior de la cabeza de la protagonista, la niña de 11 años Riley (voz de Kaitlyn Dias). Ahí, en el interior de la chamaca, sus cinco emociones -Alegría (voz de Amy Poehler), Tristeza (voz de Phyllis Smith), Temor (voz de Bill Hader), Desagrado (voz de Mindy Kaling) y Furia (voz de Lewis Black)- colaboran y compiten por lo que ella piensa, siente, dice y hace. Por su personalidad, pues. Por lo que ella se va a convertir ahora que está a punto de entrar en la adolescencia.
Aunque esta premisa de ver cómo funciona nuestro cerebro no es tan original como parece -ya la vimos, aunque en un tono muy distinto y en un contexto muy diferente, en el último segmento de Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo, pero temía preguntar (Allen, 1972)-, lo cierto es que la ejecución de Docter y Del Carmen elevan la idea a alturas cómico-dramático-alegóricas inesperadas.
Y es que más allá del planteamiento clásico pero efectivo de la buddy-movie tradicional -Alegría y Tristeza tienen que hacer equipo, como antes lo hicieron Woody y Buzz, para buscar lo mejor para Riley-, más allá de las hilarantes e infaltables referencias cinefílicas/culteranas -el Centro de los Sueños como estudio de cine industrial, el Subconsciente en el que duerme un enorme payaso terrorífico, el cotorro guiño a Chinatown (Polanski, 1974), la escena en la que los personajes se transforman en dibujos cubistas ("¡Ya no somos figurativos!")-, y más allá de las varias puntadas desternillantes -el rolling-gag del baboso jingle que los chalanes de la memoria colocan una y otra vez en la mente de la niña-, más allá de todo lo anterior, pues, descansa una subversiva idea central: que no es posible vivir sin tristeza. Que aceptar la tristeza es, de hecho, crecer. Y que eso, precisamente, es lo que significa madurar. Dejar la niñez duele pero hay que hacerlo, aunque en el camino haya que olvidar, por ejemplo, a algún entrañable amigo imaginario.
La animación, con los contornos de los personajes disolviéndose en las orillas, subrayan este mismo concepto: las emociones son complejas, inasibles, difíciles de contener, de definir, de encajonar, y más cuando se tiene 11 años. Aunque, a decir verdad, cuando Docter y Del Carmen nos permiten acceder a la mente de los adultos -la mamá, el papá, la maestra, etcétera- tampoco parecen mucho más centrados que Riley.
Ni modo: de eso se trata ser seres humanos. Nuestras mentes son un auténtico desmadre. Pero, en manos de los genios de Pixar, por lo menos somos un desmadre fascinante.
Comentarios
A mí lo que me maravilló fue la capacidad de estos amigos de Pixar para hacer algo muy retador (mostrar los recovecos mentales de una niña de 11 años) muy fácil. En apariencia, claro está.
Esos primeros minutos donde a través de imágenes y pocos dialogos, entendemos como se van formando los recuerdos, y cómo estos se van acumulando y luego cómo hay otros más importantes y luego cómo les dan "save" y los mandan a la memoria de largo plazo, la cual a su vez tiene a unos cuates que le dan mantenimiento y se encargan de borrar lo que ya no es necesario, "para qué quiere todos esos números? ¡los tiene en su teléfono!" jajaja, me parecieron de una creatividad que claramente juega en otra liga.
Y bueno, luego ya viene todo lo demás. La "fabrica de sueños", el tubo de lo abstracto, el rolling gag! jajajaja las islas de personalidad, el amigo imaginario, que por cierto, creo que a cargo de él corre uno de los mejores momentos de lo que va de este año. Ay...
Estaba escuchando a Pete Docter y comenta que toda la idea le vino porque a veces no entendía los cambios de humor de su pequeña hija. También comenta que se asesoraron mucho con psicólogos y psiquiatras para poder estructurar todo el asunto. Muy interesante.
Por ultimo, he leido por ahí que el mensaje intrínseco de la película (lo de abrazar tu tristeza pues) es anti-Disney, pero a mi me parece que no tanto, a Disney siempre le ha encantado poner momentos tristes en sus películas (la mamá de Dumbo arrullando a su hijo a través de los barrotes, me viene a la mente), al contrario, esta película reinvindica mucho ese patrón, solo que lo hace con grandes dosis de humor tambien.
Bien por Pixar, parece que están de vuelta, o por lo menos parece que de repente podrán tener peliculas menos arriesgadas, pero si de vez en cuando van a sacar cosas como esta, valdrá la pena la espera.
Iba a solicitar una actualización del Pixarómetro ya con esta nueva adición, pero creo que hay que dejarla madurar, que el tiempo le de su justo lugar. Recuerdo que cuando salió Wall*E, mucha gente se quejaba (sobre tofo por el segmento de los humanos) y dificilmente la hubiera colocado en los primeros lugares del canon Pixaresco, y ahora, al cabo de unos años, es considerada una de las mejores cintas del estudio, ocupando el primer cuartil en casi todas las listas que hay por ahí.
Yo me aloqué y ya la puse en primer lugar de mis preferencias pero es que soy de Inversiones, tengo que tomar riesgos. El que no arriesga, no gana :P
En su lugar, tuve que comprar boletos para Dragon Ball!!!... háganme ustedes el favor....
Otras películas de Pixar le han encantado (y a mí también), como Monsters, Inc. Monsters University, y ni se diga Toy Story.... en fin... el tiempo le dará su lugar a esta cinta...
Saludos
La secuencia de Bing Bong y Alegría en el basurero de los recuerdos es lo mejor de la película. Es allí donde da el trancazo emocional y todo lo demás encaja a la perfección.
Me encantó la movie, ahorita la tendría en 3er lugar de un “Pixarmómetro” pero a ver si pasa la prueba del tiempo, donde creo otras grandes del estudio se mantendrán en la memoria más que esta.
Saludos.