Parque Vía

Hace un par de semanas, cuando por fin se estrenó comercialmente en la ciudad de México la premiadísima opera prima de Enrique Rivero Parque Vía (México, 2008), la estimada colega Fernanda Solórzano calificó en el programa de radio y tevé de Denise Maerker al debutante Rivero como uno de los varios "Reygaditas" del cine nacional, en alusión a la influencia que está teniendo el director Luz Silenciosa (2007) en el cine mexicano del nuevo siglo.
La mención, por cierto, no fue peyorativa por parte de Solórzano sino apenas descriptiva: de hecho, en los créditos finales de Parque Vía no falta el agradecimiento a Reygadas y uno puede notar algo de su influencia, especialmente en el planteamiento dramático/visual de la primera parte de la película.
Estamos en una afluente colonia de la ciudad de México, en un caserón semi-abandonado, donde vive y labora Beto (el actor no profesional Nolberto Coria), el solitario velador que ha trabajado para la familia dueña de la casa por más de 30 años. Beto es una especie de Robinson Crusoe urbano: vive en esa enorme mansión, cual si fuera una lejana isla desierta. De vez en vez recibe la visita de la anciana dueña de la casa (Tesalia Huerta), de la guapa vendedora de bienes raíces que no pierde la esperanza de vender la propiedad y hasta de una puta, Lupe (Nancy Orozco), con la que hace el amor cuando puede (y cuando no puede, pus no...).
Beto tiene una rutina que, se entiende, ha perfeccionado en esos años (quién sabe cuántos) de soledad: se levanta muy temprano, limpia el jardín, lava los grandes ventanales, se hace la comida, barre los pisos, lava su ropa, plancha su blanquísima camisa y en la noche descansa, leyendo el Alarma! o viendo un noticiero televisivo de nota roja, a través del cual se entera, sin parpadear, de a quién decapitaron, cuántos ejecutados hubo, qué terrible tragedia sucedió allá, que avionazo sucedió acullá... Este mundo cerrado y perfecto de Beto se tambaleará cuando suceda lo que parecía imposible que sucediera.
Rivero se muestra como un cineasta más que capaz para sostener su minimalista premisa. Estilísticamente, la cinta inicia con una gramática funcional de planos fijos en los que se subraya la rutinaria vida de Beto, encerrado en esa casa, encerrado en esos encuadres. El tracking shot inicial, en el que seguimos a Beto a través de un extenso plano secuencia, está plenamente justificado: gracias a él vemos los afanes de nuestro silencioso protagonista y alcanzamos a vislumbrar las dimensiones del caserón en el que él vive. Después de esos momentos iniciales -cuando hemos ententido el trabajo de Beto, lo que hace, en dónde vive-, Rivero deja respirar la película y abre el encuadre: la cámara sale a la calle, se empieza a mover y hasta elabora un segundo plano secuencia habilidosamente ejecutado, aunque no tenga mucho sentido dramático.
Vuelvo a la comparación inicial de Rivero con Reygadas. Aunque entre los dos hay algunas líneas más que obvias -el estilo visual o el uso de actores no profesionales, por ejemplo-, la realidad es que esta primera película de Rivero tiene algo de lo que Reygadas carece: humor. Aunque el desenlace es más o menos previsible -yo lo vi venir desde la mitad de la película, aunque no exactamente como pensaba-, las ironías sucesivas de los dos finales, más el epílogo, sorprenden de manera genuina. Esperemos que el talento demostrado aquí por Rivero no sea flor de un día.
Comentarios
Que directo, pero tienes razón...yo no encontraba como decirlo, que por supuesto lo sentí...la diferencia entre ambos (dos) es el humor... y el tremendo ojo de Reygadas, como que no.
A mi si me gustó. Y mucho.
2046
Hace mucho que no oía (leía) la expresión "flor de un día". Me recordaste aquella canción de Mocedades: "No soy flor de un día/ No soy flor/ Yo soy arbusto, soy perenne, soy verdor..."
Me encantó: es un ejercicio minimal muy negro y extremadamente bien ejecutado. Pese a que su estilo podría emparentarla con "la contemplación trascendental" de Reygadas o Escalante, en Parque vía la intención es otra. Calificarlo de "Reygaditas" es un error de nuestra muy querida Fernanda. El interés aquí radica más en construir el personaje y su visión del mundo. Hay más atención a la empatía y la eficiencia narrativa.El cierre en la cárcel de Parque vía es una joya de humor negro, una carcajada infernal, el final feliz más tétrico del cine mexicano. Y es que como bien dices: la cinta transpira humor (algo impensable en Reygadas).
Salu2!!!!!!!
Leo
Leo: Sí, y funcional. Es decir, sirve para iniciar la acción del filme.
ja ja
salu2!
el plano secuencia de cuando Beto llega a Iztapalapa o Cuautitlan me mareó, como que la cámara gira demasiado rápido y todo se ve "borroso" y difícil de enfocar...
Fuera de eso, lo demás me gustó bastante. Es desconcertantemente irónica la cinta.
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jajjajaa
ahorita me acordé de algo que me dio risa,
cuando la hija de la señora le dice a Beto algo así como, "hey hey los ojos acá, mírame a los ojos"
jajajajja
Diego: Hay algo que estoy completamente de acuerdo contigo: el tiempo es el mejor juez de todo. En cuanto a lo que señalas de Parque Vía, creo que puedo coincidir en algunos elementos (el plano secuencia en el bulín no tiene mucho sentido, en efecto), pero en otros no: creo que, además, en la primera parte de la cinta -y si exceptuamos el tracking shot inicial- la puesta en imágenes de Rivero es bastante sobria, académica, con los encuadres bien planeados, estáticos, sin movimientos de cámara. Poco a poco, como señalo, la cinta va evolucionando en el estilo (o involucionando, dirás tú) para bien o para mal... O para peor, porque veo que no te gustó nada la película.
Un saludo